El vuelo corto

Nunca fuimos dados los muy hidalgos españoles a aprender de los errores, que eso es cosa de pobres

La legislatura, después del año de la niebla, va tomando su vuelo, vuelo corto y sin brillos. Cada partido, volviendo a lo cotidiano, trata de irse situando para las próximas elecciones, pues siempre las hay a la vista, y, mientras, el presidente Rajoy, que con los suyos es muy mirado, porfía en esa labor tan rajoyana de dejar bien situados a los fieles. Le pasó con su fraterno Soria, cuyo sueño engominado de burócrata internacional se truncó con razón, y le pasa ahora con el ojeroso y pío Fernández Díaz, al que deseaba colocar al frente de una comisión parlamentaria soslayando que el exministro de Interior, figurante desde hace meses en The Walking Dead, ya se había convertido en símbolo del marianato. Podemos hizo presa y al PSOE le tocó echar el freno, lo que llevó ayer al PP a tomarse un tiempo de reflexión para ver si hay modo en el que se pueda contentar al presidente. De fondo, y como era de esperar, lo que se escuchaba era la musiquilla que habrá de sonar durante esta legislatura y que no es otra, más allá de la eterna porfía rajoyana, que la lucha entre Podemos y PSOE por hacerse con el mando de la oposición. A los socialistas, además, el asunto de las designaciones parlamentarias le dio más carrete, pues fue el escenario idóneo para comenzar la purga contra los díscolos, los del No es No; mientras que Podemos, que como todo el mundo sabe es la formación política que inventó la democracia, la pasta de dientes e incluso el consomé para las resacas, sacó pecho por el cambio de postura socialista, por lo que cumplió con su objetivo, supongo que médicamente recomendado, de darse aires cada seis horas. Y así, con su vuelo corto característico, con Rajoy a lo Rajoy, el PSOE penando y purgando y Podemos empoderándose avanzó esta España nuestra para dejarnos claro que las cosas no cambian en un día y que todo indica que estamos poco más allá de donde estábamos. Nunca fuimos dados los muy hidalgos españoles a aprender de los errores, que eso es cosa de pobres, y síntomas no aparecen de que ahora lo vayamos a hacer. España, que cantaba Ana Belén, camisa blanca de mi esperanza, navaja, barro, clavel, espada, de peregrina a ningún lugar.

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