El yugo de las paradojas

Al avaro, las riquezas lo hacen más pobre; la codicia le lleva a vivir miserablemente para tener aún más riquezas

Querámoslo o no, la paradoja forma parte de nuestra vida que de ninguna manera podemos dejarla a un lado. Entendiendo como tal, al hilo de lo que dice el diccionario, que es una expresión aparentemente contradictoria, que sin embargo puede encerrar una verdad oculta, no es posible al entendimiento humano y a la persona, vista desde otras dimensiones, liberarse de esta forma de pensamiento y también de vida. Al avaro, las riquezas lo hacen más pobre: porque si, al tener más riquezas sería más rico, la codicia le lleva a vivir miserablemente para tener aún más riquezas. Este es el ejemplo, más o menos afortunado que casi siempre se pone en los libros para explicar mejor este concepto. Un molde de vida contradictorio en que cae un personaje. Es el lamento del poeta latino Catulo referido a sus amores: estoy harto y a la vez me abraso de amor. O, más sabido aún, lo de ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio… tan socorrido.

Pero es necesario matizar, al hablar de estas cosas, que la aparente y en parte real contradicción se da y se puede dar (y tiene que darse inexcusablemente) en el ámbito de la vida. Los ejemplos señalados a eso se refieren: sentimientos, emociones y demás. En una antigua comedia latina Estrepsíades jura que, una vez que Sócrates le haya enseñado suficiente teoría para aprender a liberarse de los acreedores, le pagará con mucha generosidad. Otro ejemplo, y de ellos hay infinito número, que nosotros mismos podemos percibir de nuestra propia existencia. A todas ellas se les llama pragmáticas, paradojas pragmáticas, es decir, vinculadas a comportamientos.

Pero, junto a todo ese mundo tan complejo, hay otro tipo de aparentes o reales contradicciones que cuelgan del lenguaje, de lo que decimos. Son las paradojas lógicas. Simpáticas cuando se analizan. La más vieja es la del que asegura que es mentiroso, que lleva a una solución imposible. Y, si es verdad que contradicciones de vida las estamos viendo a cada rato en la vida pública y en público, incluida la nuestra y la del vecino, qué puede asegurarse respecto a las otras, a estas lógicas. Aunque estas son más sutiles y nos engañan con facilidad. También están en la vida pública y en público. Algunas desde el punto de vista dialéctico son terriblemente fuertes y engañosas por difíciles de captar. Y no hay manera de liberarnos de ellas, aunque vaya usted a saber los beneficios que prestan.

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