Educación, la brecha que no cesa

Es hora de plantearnos en serio en qué está fallando la comunidad educativa, compuesta por profesores, alumnos, padres y políticos

E L último informe PISA de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) vuelve a poner de manifiesto que sigue existiendo una importante brecha educativa entre Andalucía y el norte de España. Aunque este informe, como cualquier otro método evaluativo, tiene sus carencias y puede ser criticado, lo cierto es que, hoy por hoy, es el principal documento que tenemos para conocer cuáles son las fortalezas y debilidades de nuestro sistema educativo en comparación con el resto del país y de la comunidad internacional. Arrojar malos resultados en el PISA, por tanto, no puede tomarse a la ligera. En todos los sentidos, es una mala noticia.

Según el nuevo informe PISA, la brecha de nuestra educación con la de las comunidades españolas no sólo no decrece, sino que incluso se amplía. Tras casi cuarenta años de autonomía y pese a los logros evidentes en este campo -especialmente en lo que a la universalización de la educación se refiere- vemos cómo nuestros escolares siguen estando peor preparados que los de Navarra, Madrid o Castilla y León. Algo, evidentemente, no se está haciendo bien y culpar a la aplicación de la Lomce -como ayer se apresuró a hacer la Junta de Andalucía nada más conocerse los resultados- no deja se ser una excusa de muy baja calidad. Al fin y al cabo, la Lomce -cuya aplicación es todavía muy débil- se ha impuesto en todo el territorio nacional y no sólo en Andalucía. Tampoco, como ya han advertido algunos técnicos de la OCDE, estamos ante un problema de recursos económicos, ya que en las últimas décadas se han dedicado cantidades ingentes de dinero público a mejorar nuestro sistema educativo, aunque siempre habrá alguien que le parezca poco. Quizás ha llegado el momento de plantearnos en serio qué estamos haciendo mal, en qué está fallando la comunidad educativa compuesta por profesores, alumnos, padres y gestores políticos. Como se suele decir, un problema complejo como éste no puede tener una respuesta sencilla, ni un solo culpable (si es que de buscar culpables se trata).

Los escolares andaluces han mejorado y están por encima de la media nacional en comprensión lectora (un dato positivo que hay que resaltar), pero suspenden en Ciencias y Matemáticas, los dos grandes pilares del conocimiento tecnológico, aquel que ya está diferenciando a las sociedades avanzadas del resto. La Junta ha presentado recientemente un programa para mejorar el éxito escolar. Esperemos que no estemos ante una de esas listas de deseos que se frustran en la práctica diaria.

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