Una década después de anunciar un megahospital, la Consejería de Salud consiente ahora construir en seis años un centro sanitario con 800 camas a las espaldas del Materno Infantil de la capital, en terrenos propiedad de la Diputación provincial. La Junta da respuesta a la demanda del grupo de expertos que ha trabajado durante el último año en un diagnóstico de la sanidad malagueña. La inversión prevista para poner en marcha la nueva infraestructura asciende a 230 millones de euros. Al margen del escepticismo con el que hay que saludar las propuestas que en estos últimos años ha presentado el Ejecutivo autónomo (también anunció otro hospital de 110 camas en una pastilla de suelo junto al Civil), la noticia ha sido bien acogida por más de un veintena de colectivos que temen que el proyecto quede varado por "disputas partidistas". El déficit de camas que sufre la sanidad pública en la provincia es más que evidente, al margen de las mejoras que han supuesto los centros sanitarios del Guadalhorce y Ronda. Hasta ahora la Administración se había resistido a aceptar esta realidad. Sólo el conflicto desatado en varias provincias andaluzas, con las mareas blancas, ha provocado el cambio de actitud ante el desgaste para la gestión que suponía la catarata de protestas por las deficiencias en una prestación fundamental para los ciudadanos. El Gobierno socialista exhibía hasta ahora la sanidad como una de sus señas de identidad frente a otras comunidades autónomas gobernadas por la derecha. La rectificación en el rumbo es adecuada y necesaria. Pero la promesa implica a otra institución como es la Diputación, la dueña de los terrenos donde ahora se desarrolla el proyecto social La Noria. El máximo responsable del organismo provincial, en principio, ha presentado una batería de contrapartidas para atender la petición. La primera de ellas es un centro hospitalario de alta resolución (Chare) en la zona este de la capital. Es evidente que ese distrito necesita mejoras y que el centro de salud de El Palo ha quedado superado. Cómo también resulta urgente solucionar el deterioro de edificios como el propio Hospital Civil o el Marítimo de Torremolinos, este último en un estado lamentable. Pero no tendría sentido supeditar el nuevo hospital al cumplimiento de un catálogo de actuaciones previas. Si los expertos proclaman desde hace años que la prioridad es el tercer hospital para Málaga, sería absurdo condicionar el proyecto cuando, por fin, la Junta acepta afrontarlo. Eso sí, el calendario y la financiación son exigibles antes de dar un paso para la cesión de los terrenos que se precisan.