El PSOE tiende la mano a Podemos

La estrategia del PSOE a partir de ahora está clara: todo vale con tal de que Pedro Sánchez sustituya a Rajoy en La Moncloa

No era complicado pronosticar que la primera consecuencia de la vuelta de Pedro Sánchez a la Secretaría General del PSOE, tras ser entronizado por la militancia en las primarias, sería un acercamiento al Podemos de Pablo Iglesias. Incluso antes de la celebración del congreso socialista, que hoy se abre formalmente en Madrid, el Parlamento fue, durante la discusión de la moción de censura debatida esta semana, el escenario en el que el pedrismo ha dejado claro que empieza un nuevo periodo y que en él no se le hacen ascos al populismo. Ésta era quizás la más profunda diferencia entre el partido que quería Sánchez y el que propugnaba Susana Díaz. La dirigente andaluza ha mantenido una trayectoria que la acerca mucho más a un centro izquierda moderado y pragmático que a las aventuras con la extrema izquierda. El modelo andaluz -que era también el de Chaves, el de Griñán o el de Rodríguez de la Borbolla y que ha quedado expresamente desautorizado por las bases del partido- es el que ha permitido a los socialistas gobernar durante más de tres décadas en la comunidad. En la dirección federal, a partir de ahora, las reglas van a ser otras: todo vale si con ello se acerca la posibilidad de sustituir en el Gobierno al Partido Popular, aunque suponga caer en la trampa que les pone Pablo Iglesias. Esta nueva estrategia, que quedará consagrada en el cónclave socialista, va en contra de la que ha sido la historia del PSOE en los últimos cuarenta años. La actual aritmética parlamentaria, la imposibilidad manifiesta de que Ciudadanos comparta actuación con Podemos y el hecho de que Pedro Sánchez renunciara a su escaño en la crisis socialista de octubre hacen inviable que triunfe en el Congreso una operación rápida de desalojo de Mariano Rajoy.

Pero las bases están puestas y a partir de ahora hay que esperar que el PSOE vaya de la mano y elabore líneas de actuación conjunta con una formación que no duda en pactar con el separatismo catalán. La operación deja a disposición del PP y del partido de Albert Rivera una amplia franja de votantes, situados en posiciones de centro progresista e ideario socialdemócrata, que ha sido precisamente la que tradicionalmente les ha dado la victoria a los socialistas en todas las ocasiones en las que han logrado llegar a La Moncloa. Perder esa ubicación moderada es, en estos momentos, el peor servicio que el PSOE le puede prestar al país y hacerlo por pura ambición de poder un error que terminará pagando.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios