Trump desata la guerra del acero

Los aranceles de EEUU provocarán réplicas hacia productos estadounidenses, lo que generará daños en todas las economías

El anuncio por parte del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de que esta semana impondrá aranceles del 25% a la importación de acero y del 10% para las de aluminio supone desatar definitivamente una guerra comercial con el resto del mundo, pero singularmente con Europa y los países asiáticos más desarrollados, con China y Japón como exponentes. En Andalucía ya teníamos ejemplos de su política proteccionista, con los aranceles preventivos impuestos a la aceituna negra española mientras se dilucidan las investigaciones abiertas por supuestas ayudas ilegales a los productores y por supuesto dumping -vender a menor precio del coste de producción- y de las consecuencias negativas que pueden tener. El paso dado con el acero va más allá y supone literalmente abrir una guerra comercial porque a Europa, singularmente a la Comisión Europea, no le quedará otro camino que replicar con medidas similares a productos estadounidenses. El propio presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, ya anticipó el viernes pasado que la Unión Europea tendrá que tomar medidas y citó como productos proclives para gravar su importación las motocicletas de la marca Harley-Davidson, el bourbon y los pantalones americanos de la marca Levi's. Otras voces europeas también se han alzado en las horas posteriores al anuncio de los aranceles. Desde Alemania, su ministra de Economía, Brigitte Zypries, y desde Reino Unido -principal aliado europeo de Washington-, la propia primera ministra británica, Theresa May. Ambas expresaron su preocupación y desearon que Trump rectifique. Porque una guerra comercial dañará a todas las economías a las que afecte. Toda restricción al libre comercio es un error, pero acudir al proteccionismo bajo la falsa ilusión de que traerá más beneficio para la industria interior es una política que incluso puede poner en riesgo el crecimiento sincronizado que viven hoy las grandes economías mundiales. Aunque el pesimismo se ha apoderado de los líderes de otros países- la propia Angela Merkel, desde Alemania en Europa- respecto a la posibilidad de reconducir la política comercial ultranacionalista de Trump, consideramos que todas las partes deben hacer esfuerzos por recuperar el diálogo trasatlántico para sentar las bases de acuerdos de libre comercio. Trump ha decidido, además, que la guerra sea con todos a la vez, obviando cualquier trato de privilegio a países amigos. Quizás, eso ayude a que los efectos positivos iniciales que pueda traer su proteccionismo sean vagos y breves, y tenga que rectificar. Bastaría con que conociese la propia historia económica de su país y reparase en que el New Deal de Franklin Delano Roosevelt revirtió el daño que el proteccionismo de su antecesor, Herbet Hoover, causó.

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