La discutible actuación de los Mossos

Mentiras a la opinión pública y fallos policiales. La gestión de los Mossos del atentado no fue tan eficaz como se dijo

La noticia desvelada por un medio catalán de que los Mossos d'Esquadra obviaron un aviso de la Inteligencia norteamericana -concretamente de la CIA- sobre un posible atentado durante el verano en las Ramblas de Barcelona, deja al descubierto la más que discutible actuación de la Policía autonómica catalana tanto en los momentos previos al trágico atentado como en los posteriores. Pese a que el Govern ha intentado aprovechar la masacre yihadista y las posteriores movilizaciones para dar al mundo una imagen de autosuficiencia propia de un Estado independiente, estrategia en la que una "brillante" actuación de los Mossos era fundamental, lo cierto es que tanto en el plano policial como en el informativo la labor de este cuerpo parece que ha dejado mucho que desear. En primer lugar, la noticia publicada en El Periódico deja claro que tanto el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, como el consejero de Interior y el mayor de los Mossos, Joaquim Form y Josep Lluís Trapero, respectivamente, mintieron al negar en ocasiones anteriores que dicho aviso se hubiese producido. Por mucho menos, los políticos democráticamente serios dimiten inmediatamente. Ayer, pese a que El Periódico publicó el documento enviado por la Inteligencia norteamericana a los Mossos, estos tres responsables intentaban ningunear la información al tachar el aviso de "baja credibilidad" y atribuir su filtración a un intento de desacreditar la actuación de los Mossos d'Escuadra tras los atentados de las Ramblas. Ya se sabe que cuando el independentismo ve sus vergüenzas al descubierto siempre busca la excusa de un Estado maquiavélico que pretende desprestigiar su noble causa.

Estas mentiras se unen a algunas actuaciones de carácter técnico más que discutibles. La más importante de ellas fue el error monumental de interpretar la explosión del chalet en Alcanar (Tarragona), base logística de los terroristas, como la voladura de un laboratorio de drogas. También habría que recordar el fracaso de la operación jaula, que no impidió la huida del autor de la matanza, o la incapacidad para conectar las acciones terroristas en Alcanar, Barcelona y Cambrils con la terrible muerte del propietario de un Ford Focus que se usó en la fuga.

Más que alardear de eficacia, el Govern debería sacar la conclusión de las muchas limitaciones de su Policía autonómica y apostar por una colaboración sincera y abierta con los cuerpos de seguridad del Estado, cuya eficacia en materia antiterrorista está más que demostrada.

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