Ni exportable ni deseado

La coalición de PSOE y Podemos en Castilla-La Mancha no es deseada por ninguna de las partes en el caso de Andalucía

El Gobierno autonómico de Castilla-La Mancha ha estrenado en España la fórmula de coalición entre PSOE y Podemos. Hasta ahora, el partido de Pablo Iglesias no participaba de ningún gobierno regional, aunque en varias capitales sí cuenta con alcaldes que se presentaron bajo otras marcas. Tal como se encargó de remarcar el presidente manchego, Emiliano García-Page, la fórmula no es extrapolable a otras comunidades y tampoco al conjunto del país, aunque el nuevo PSOE de Pedro Sánchez intentaría una coalición de izquierdas si los números le saliesen en las próximas elecciones generales. Valga la premisa de que es bueno que Podemos asuma la responsabilidad que conlleva la gestión en algunos casos, de tal modo que pueda vencer esta suerte de adolescencia política que padece desde su nacimiento y que, a su vez, es una de las razones de su éxito. La experiencia manchega será observada ahora con atención y es bueno que esto ocurra, de cara a tantear las repercusiones en otros territorios. Sí llama la atención, en este caso, que el presidente García-Page haya sido uno de los barones que se oponía al entendimiento con Podemos, y si ha dado este paso es para hacerse fuerte ante unas elecciones primarias en su partido que se le iban a hacer cuesta arriba. Ya se sabe que la realidad es en muchas ocasiones el peor enemigo de la coherencia. Otros presidentes socialistas, como Lambán en Aragón y Susana Díaz en Andalucía, rechazan a estos compañeros de viaje. En el caso del primero, cuenta con algunos apoyos de los morados, pero no experimentará con otra coalición, a pesar de que él también debe examinarse en unas semanas en primarias. En el caso andaluz, es un matrimonio que ninguna parte desea: ni el PSOE ni Podemos. El partido morado en Andalucía está liderado por la facción anticapitalista, es más radical, agrarista y parece ajeno a cualquier compromiso de gestión e incluso de acuerdo prolongado. Baste subrayar las razones que ayer expresó su líder, Teresa Rodríguez, para entender por qué no es extrapolable ni deseado un acuerdo con el de Castilla-La Mancha. Sostiene Rodríguez que nunca pactará con "el partido de los GAL, de la OTAN y de los casos de corrupción", y es bueno que así sea, no hay atisbo de maduración en Podemos en el sur ni programa que vaya más allá de esa retórica melancólica sobre batallas pretéritas. Además, en Andalucía, el Gobierno socialista de Susana Díaz ha optado por la vía de la centralidad, de un entendimiento con Ciudadanos que en el futuro podría concretarse en una coalición.

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