La manipulación política en la escuela catalana

Durante décadas, en las escuelas catalanas se ha realizado toda una labor de zapa para cortar los lazos afectivos con el resto de España

A nadie se le escapa el papel principal que ha jugado la escuela catalana en la preparación del caldo de cultivo para que haya sido posible un fenómeno como el procés. Durante décadas, desde que la Generalitat se hizo con las competencias de Educación, se ha realizado una labor de zapa para, mediante la manipulación intelectual más burda, adoctrinar a los escolares con ideas tendentes a cortar todos los lazos afectivos con el resto de España. Lo peor es que tal labor se ha hecho con la colaboración por omisión de los gobiernos centrales tanto del PP como del PSOE, que por comodidad política no recondujeron la situación a pesar de que era evidente la deslealtad con la que estaba actuando el Gobierno autonómico catalán. Ahora, a la vista está, es demasiado tarde para rectificar y, lo que es peor, cuando todo se calme -si es que eso ocurre- no se hará nada para rectificar.

A esta utilización partidaria de la escuela por parte del aparato nacionalista catalán se unen, durante estos complicados días, las denuncias de numerosos padres ante el papel que muchos profesores y directivos de centros están jugando como animadores de las protestas previas a la jornada del próximo domingo. No nos estamos refiriendo a la universidad, en la que se supone que los estudiantes ya son mayores de edad, sino a centros de enseñanza secundaria, incluso primaria, en los que los niños han sido animados a participar en unas movilizaciones que siempre son susceptibles de derivar en manifestaciones violentas. Usar niños en este tipo de protestas, como las que se vivieron ayer, es una irresponsabilidad y una temeridad que debería, por lo menos, avergonzar a los que las promueven.

Cualquier periodista sabe lo complicado que es usar la imagen de un menor en un periódico si ésta no es convenientemente manipulada para que sea irreconocible. Incluso en las informaciones más inocentes y festivas, como una feria popular o una cabalgata de Reyes, la Fiscalía de Menores pone especial celo en que los menores sean tratados con exquisita delicadeza. Por eso resulta más extraño el uso que hacen los nacionalistas de los menores para la propaganda de su causa sin que se tomen las medidas pertinentes.

En los países civilizados la política es una cuestión de adultos. La niñez y la adolescencia deben estar protegidas de las manipulaciones y las tensiones de la misma, más cuando se trata de un proceso ilegal como es la parodia de referéndum que pretende hacer la Generalitat el domingo.

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