Tribuna

gregorio cámara villar

Catedrátido de Derecho Constitucional y secretario de Libertades y Politica Territorial del PSOE-A

Un sueño colectivo, un proyecto solidario

La clara y valiente senda abierta por Andalucía fue decisiva para el desarrollo y evolución del conjunto del Estado autonómico

Un sueño colectivo, un proyecto solidario Un sueño colectivo, un proyecto solidario

Un sueño colectivo, un proyecto solidario / rosell

El 28 de febrero celebramos el Día de Andalucía, en el que conmemoramos un hecho de excepcional importancia: el referéndum de acceso a la autonomía por la vía establecida en el artículo 151 de la Constitución, llevado a cabo en 1980, en el que cerca de dos millones y medio de andaluces y andaluzas, reiterando el deseo expresado en las manifestaciones del 4 de diciembre de 1977, votaron afirmativamente y proclamaron con absoluta claridad la voluntad de autogobierno del pueblo andaluz al máximo nivel. Con extraordinario esfuerzo y venciendo toda clase de dificultades, nuestra comunidad autónoma nacía así de un gran sueño colectivo.

Andalucía incidió con gran fuerza en el proceso autonómico que se abrió con la Constitución, pues fue la única comunidad que accedió por esta vía a la autonomía, cuando se propiciaba por el Gobierno del Estado que tal vía permaneciera inédita y que el modelo territorial quedara configurado con dos tipos de autonomía: las "comunidades históricas" (Cataluña, País Vasco y Galicia) y todas las demás.

El valor evocador que tiene la fecha del 28-F como Día de Andalucía no sólo tiene sentido para nuestra comunidad, sino que se proyecta sobre el conjunto de España. La clara y valiente senda abierta por Andalucía fue decisiva para el desarrollo y evolución del conjunto del Estado autonómico, toda vez que desplegó una dinámica homogeneizadora y potenciadora de la igualación en la calidad del autogobierno para todas las comunidades autónomas.

Por esta y otras razones, el Estado autonómico es hoy esencialmente simétrico, donde todas las comunidades autónomas tienen el mismo estatus constitucional, aunque con el justificado reconocimiento de determinados hechos diferenciales propios de la pluralidad de nuestro país, que están en la Constitución. Sin Andalucía y la irradiación de su impulso no podría entenderse el desarrollo de nuestro sistema autonómico conforme a una profunda y compartida descentralización política.

Frente a su dura realidad precedente, Andalucía se viene construyendo, en ejercicio de sus competencias, como una sociedad orientada al desarrollo equilibrado en todos los ámbitos y con un sistema especialmente avanzado de derechos sociales garantizados. Si algo caracteriza genuinamente a Andalucía es su decidida e irrenunciable apuesta por la igualdad, por los derechos sociales y la cohesión social.

Esta voluntad colectiva del pueblo andaluz fue revalidada y ampliada con el Estatuto de 2007, nacido del consenso, que vino a reforzar la capacidad de actuación de los poderes públicos andaluces en el marco constitucional para su desarrollo político, económico, cultural y social.

Pese a las enormes dificultades generadas por la crisis económica, Andalucía ha dejado del todo arrumbada la imagen que antaño tenía como región subdesarrollada, pobre, marginada, atrasada y anclada en el tipismo, penetrada de la cultura de la desigualdad y la sumisión. Hoy estos viejos tópicos han quedado por completo desautorizados ante los grandes cambios que se han producido por el esfuerzo de todos los andaluces y andaluzas, canalizados mediante el ejercicio de nuestro autogobierno.

Ahora, ante el confusionismo dominante y en la situación de crisis política y territorial que vivimos en España, Andalucía tiene mucho que decir de nuevo. Tiene que seguir aportando la sensatez de una orientación general equilibrada que una y no separe, que fortalezca y no debilite la igualdad y los derechos sociales en toda España, que refuerce la colaboración y cooperación entre territorios, que sustente un modelo de financiación justa, que revitalice la lealtad constitucional, la calidad democrática, la solidaridad y la cohesión social. Todo esto es fundamental cuando se está evaluando en el Congreso de los Diputados el Estado autonómico y se está debatiendo sobre la posibilidad de reformas y, entre ellas, una reforma constitucional.

Ésta es la esencia de lo que conmemoramos en el día grande de Andalucía. También el reto para seguir superándonos como colectividad. Es la política, no sólo la economía, la que mueve a las sociedades, y a este fin hemos de movilizarnos todos practicando una democracia de implicación, reiterando y reforzando nuestro compromiso con el significado histórico del 28-F para seguir construyendo nuestro futuro como pueblo, con fortaleza y determinación, solidariamente y junto con los demás pueblos de nuestra plural España. No podemos consentir que nos retornen al pasado o que pretendan llevarnos por los vientos del neoliberalismo o la recentralización. Andalucía, ahora más que nunca.

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