Ansia viva

Óscar Lezameta

olezameta@huelvainformacion.es

El culo y lo otro

Con el insulto y la vejación a quien no piense como tú, lo único que queda claro es la falta de argumentosSi no fuera por la Real Sociedad Colombina, los onubenses no conocerían el impacto del Descubrimiento

Durante muchos años, mi ama cuando me disponía a salir de casa, siempre dejaba en el aire la misma sentencia: "que no te tengan que llamar la atención". Ya no me lo dice y quiero pensar que es una dádiva que me gané durante años sin que le tuvieran que dar cuenta de mis desmanes por ahí. Barcelona es una ciudad en la que siempre me sentí cómodo. Nada más alejado de la manera de ser de un bilbaino que un habitante de la ciudad condal, pero supongo que el nacionalismo si sirve para algo, debe ser para hacer olvidar esa distancia. También -y esto me costará más de una desaprobación- tengo que reconocer que me gustaba más la ciudad canalla de antes de los Juegos que esta urbe que en los últimos cinco lustros se ha dejado parte de su identidad, aunque la calidad de vida de quienes en ella residen se haya incrementado de manera ostensible. Las veces que la he visitado he conseguido más risas que reproches, aunque el fútbol estuviera por medio. Tampoco tengo especial rechazo a los movimientos independentistas que han surgido en los últimos años. Me parece perfecto que los habitantes de un lugar quieran emprender un camino diferente al que hasta ahora llevan andado. No me chirría en absoluto. Las leyes están para modificarse, las constituciones para enmendarse y los argumentos que se han dado hasta ahora con alusiones a una Transición que a la inmensa mayoría de la gente ni le suena, o incluso el enfermizo recuerdo a los Reyes Católicos, me pone en guardia por la falta de un discurso medianamente sostenible.

Lo que no entiendo es que con 16 criaturas que se han dejado la vida, se aproveche la oportunidad para sacar a la calle cualquier otra reivindicación que no sea el recuerdo a ellas y el rechazo absoluto a quienes perpetraron semejante atrocidad. No lo recomiendo, pero si ese es tu deseo, mira que hay días al año para pitar al Rey, al presidente del Gobierno y a todo su gabinete, pero el sábado no era uno de esos días. Ni esos ni ninguno, deben ser habilitados para el insulto o la amenaza, sencillamente así no se hacen las cosas. No sé qué defiende quien se comporta como semejante cabestro, pero ante eso no tengo ni un pase; no tiene razón. Si quieren la independencia catalana, que luchen por ella, la defiendan y convenzan al número suficiente de personas para que la secunden. Así se hacen las cosas, en Barcelona, en Bilbao y en Huelva. Guárdense los insultos para ustedes, porque de lo contrario son más españoles de lo que imaginan; eso de que lo único que nos une es el cabreo es muy genuino de España. Tenías razón, ama.

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