En el tablero nacional, parece que la integridad se resiente menos si la incoherencia lleva el sello andaluz.

¿Qué gana la izquierda, esta izquierda, a cambio? ¿Cuál es el precio para que semejante oprobio valga la pena?.

Más allá de la empatía que despierta el caso, en un cargo público la ejemplaridad es inherente al cargo y al salario.

Resultaba divertido asistir a las porras de quienes se apostaban el contenido de las siguientes restricciones.

El progreso que no nace de la medida justa, sino del órdago, sólo conduce al lamento o a la piqueta.

Cuando se trata del bienestar de la comunidad educativa, sin más polémica, pues que se las apañen como puedan.

Es en las ciudades donde se pueden hallar herramientas aplicadas al beneficio común, sin apriorismos ideológicos.

A estas alturas sabemos que Andalucía importa poco menos que un pimiento en el debate político español.