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Condenan a 12 años a un hombre por asesinar al dueño de un bar en Torremolinos en 2010

  • La Audiencia le impone que pague 120.000 euros al hijo y la misma cantidad al que fue pareja del fallecido durante más de 22 años

La Audiencia de Málaga ha condenado a 12 años de prisión a un hombre por acabar con la vida del dueño de un bar del que era cliente, ubicado en la localidad malagueña de Torremolinos. Además, se le impone como indemnización el pago de 120.000 euros al hijo de la víctima y la misma cantidad al hombre con el que el fallecido tuvo una relación de pareja durante más de 22 años.

La sentencia se dicta después de que la semana pasada un jurado popular declarara por unanimidad al acusado culpable de un delito de asesinato y de otro de tenencia ilícita de armas. El procesado reconoció los hechos, aunque dijo que no supo lo que había hecho hasta después, mostró su arrepentimiento y, en su derecho a la última palabra, pidió perdón a los perjudicados.

Según se declara probado en la resolución, a la que tuvo acceso Europa Press, el acusado estaba en el bar y entró una clienta para pedir cambio para tabaco. Al ver el procesado que la mujer llevaba el cabello lleno de trenzas hizo un comentario varias veces y el dueño del local le dijo que dejara a la chica, contestando el procesado que se iba "a enterar, que el cliente siempre tiene razón".

Tras esto, el dueño del bar, con el que el acusado tenía una buena relación, le dijo que se tranquilizara. El procesado salió y al poco tiempo volvió al local, donde estaba también la cocinera, se dirigió a la víctima y, "sin mediar palabra", la agarró "con fuerza" del cuello, dice la sentencia. Apartó a la mujer y "sorpresivamente sacó de entre sus ropas un pequeño revólver y disparó".

El disparo se produjo "a pocos centímetros de la piel", mientras aún seguía agarrándole con la mano izquierda "con ánimo de quitarle la vida". Esta acción le causó la muerte "de forma instantánea". El procesado huyó a la casa de su padre en Pozoblanco (Córdoba), donde fue detenido. Además, se declara probado que ese día había estado consumiendo alcohol desde primera hora de la mañana.

Se estima que padecía alcoholismo crónico y que fue tratado en un centro de rehabilitación; así como que entonces estaba siendo tratado por un cuadro de ansiedad crónica y una alcoholopatía que padecía desde hacía 15 años. Así, se le condena, tras estimarlo el jurado, a 11 años por el asesinato, con la atenuante muy cualificada de intoxicación etílica, y a un año por tenencia de arma sin licencia.

El tribunal popular tuvo en cuenta para su veredicto de culpabilidad la confesión del acusado, la declaración de la cocinera, testigo presencial de los hechos y que estaba junto a la víctima y el acusado cuando ocurrieron, así como los informes forenses, quienes ratificaron que el disparo en el cuello provocó la destrucción de centros vitales encefálicos que le produjeron la muerte.

En cuanto a las indemnizaciones, se reconoce que el fallecido "desde hacía más de 22 años convivía como pareja sentimental de hecho" con otro hombre, que ha estado en el juicio personado como acusación particular, al igual que el hijo de la víctima, declarado heredero. Así, se estiman "ajustadas" las cantidades que fueron pedidas por todas las acusaciones para ambos perjudicados.

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