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De primer plato, almejas con perlas

  • Un empresario encuentra una pieza auténtica en el interior de un molusco durante un almuerzo de negocios

Nada podía presagiar lo que iba a ocurrir aquel mediodía en el Restaurante La Peña. Unos días antes del Día de los Enamorados, Ángel García, cliente habitual de este establecimiento, propietario de algunos locales del edificio y director general de la empresa Poliéster Málaga, acudió a comer a este restaurante. Eligió de la carta el plato que suelen tener dentro de las sugerencias para los clientes, almejas de carril en salsa de la casa. "Estas almejas proceden del norte de España, en concreto de Galicia y se distinguen de las chirlas andaluzas por su gran tamaño, las solemos cocinar con ajitos y un buen aceite de oliva virgen, además, el plato permite hacer barquitos con su exquisita salsa", explicó Antonio Arjona, gerente de La Peña.

La amistad que ha unido a Antonio con Ángel se evidencia en las continuas bromas que ambos se gastan. Por este motivo, cuando Rosa, la maître del restaurante avisó a su gerente "de que Ángel había encontrado una perla negra en la almeja, creí que era una de sus bromas, igualmente él creyó que yo se la había puesto en el plato, pero cuando la vi realmente me asombré bastante, ya que había visto perlas en las ostras pero no en una almeja de este tipo".

Parece ser, según relató Arjona, que "la perla se encontraba debajo del molusco y nuestro cliente se la tuvo que sacar de la boca al notar algo duro que no se parecía en nada a la habitual carne de esta almeja". Así fue cómo encontró sin buscarlo la joya perfecta para regalar a su esposa el día de los enamorados. "Me preguntó si se la podía quedar, yo le contesté que tan sólo le iba a cobrar el plato de almejas, así que se la llevó a una joyería donde le hicieron un colgante precioso", afirmó el gerente del restaurante.

Este establecimiento hostelero continúa comprando este manjar suculento, cuyo precio oscila entre los 12 y los 14 euros el kilo. El plato lo sirven a 8 euros. "Es una almeja grande, su sabor es indescriptible, y son las mujeres las que la recogen de forma artesanal en las rías bajas y hay un cupo de recogida para que no se extingan. En Navidad su precio se ve aumentado llegando a costar 30 euros el kilo", añadió Arjona. La joyería Pedro González e Hijos S.A. de Antequera, cuyos orígenes se remontan a 1900, ha tenido el privilegio de tratar esta maravilla de la naturaleza, "es una perla pequeña, de unos tres milímetros de diámetro, la única que he visto en una ostra comestible de este tipo, se trata de un proceso mediante el cual la ostra al detectar un cuerpo extraño segrega nácar negro que en contacto con el agua produce unas capas que dan como fruto esta perla", detalló José María Alarcón, director de la joyería.

De este modo, "nuestro trabajo ha consistido en realizar una montura en oro blanco de forma artesanal, una elaboración que ha tratado de respetar y liberar la belleza natural de esta joya única" añadió Alarcón. Las ostras tardan unos cinco años en crear una perla con un diámetro superior a los cinco milímetros por lo que para este joyero artesano de Antequera, se trata de "una anomalía de la naturaleza que se debería de investigar en los criaderos de este molusco".

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