Provincia

Una tromba de agua inunda 200 casas en Villanueva del Rosario

  • El taponamiento de un arroyo en su punto de encauzamiento arrasa dos calles del pueblo, derriba muros de 20 viviendas y provoca daños estructurales en otras

Los hasta 200 litros por metro cuadrado caídos durante la noche del jueves al viernes han provocado inundaciones e importantes daños en viviendas de Villanueva del Trababuco y del Rosario.

El alcalde de Villanueva del Rosario, José Antonio González (PSOE), afirmó ayer a mediodía que el agua había entrado en unas 200 viviendas de las calles Arroyo y Camino de los Quejigos y que de ellas al menos tres han sufrido daños estructurales graves y en otra decena la riada ha derribado muros y ha arrasado patios. Además, alrededor de una veintena vehículos han sido barridos de las calles y desplazados varios cientos de metros.

Las inundaciones en este municipio han sido el resultado de la tromba de agua caída en la sierra de Los Camarolos y del taponamiento del arroyo La Canaleja justo en el punto en el que el agua entra en un encauzamiento construido a la entrada del pueblo.

Los vecinos advirtieron hacia las 7:30 de la mañana que el agua había saltado por encima del encauzamiento, obstruido con las brozas, piedras, fango y troncos que arrastraba el arroyo.

A esa hora Carmen Arturo todavía dormía en la segunda planta de su casa de protección oficial, levantada por la Junta de Andalucía en el Camino de los Quejigos. Enseguida la despertó "un ruido espantoso". Su vivienda es la última de la calle y la más próxima al arroyo. Apenas si está a unos metros del punto de desbordamiento. "Ví que la primera planta estaba ya inundada. Quise abrir la puerta del patio para que saliera el agua, pero ya no podía y me refugié en la segunda planta".

El tromba había arrasado la verja de la entrada y arrancado las puertas de la entrada, de la cocina y del salón. El agua superaba ya los dos metros de altura y amenazaba con alcanzar la segunda planta, mientras Carmen, que vive sola, hablaba con los vecinos por la ventana y por teléfono con su hija y pedía que avisaran a los bomberos. Antes de que nadie acudiera a auxiliarla la inundación comenzó a remitir y el nivel del agua a bajar.

Cuando el agua se vació pudo ver los efectos del daño: muebles arrancados de las paredes, electrodomésticos volteados y llenos de fango, montones de brozas en el interior que en algunos puntos llegaban a los 50 centímetros de altura y libros y fotografías echadas a perder. "En la primera planta sólo se han salvado las lámparas y el aparato de aire acondicionado". El patio trasero de su casa ha sido uno de los destruidos y su coche otro de tantos arrollados por las aguas y rocas.

Las casas situadas a la izquierda del Camino de los Quejigos al estar más cerca del punto en el que se desbordó el arroyo han sido las más perjudicadas del municipio. Antonio Vegas, que vive en el número 3 de esta calle explicaba que la avalancha de agua y piedras de gran tamaño se prolongó al menos durante hora y media. Su mujer, Pilar Bermúdez, recordaba ayer tarde el miedo de su hijo de nueve años, después de ver cómo el agua y el fango entraban en su casa y la riada se llevaba el coche de su hermano mayor.

Después de inundar casas y arrollar vehículos a su paso, el agua destrozó un parque infantil y enfiló sin control por la calle Arroyo, donde también produjo importantes inundaciones en el interior de las viviendas y arrastró los vehículos estacionados en el exterior.

Ayer tarde todavía quedaban varios automóviles estrellados entre piedras y brozas en la salida opuesta del pueblo, cerca ya del río Guadalhorce. Entre ellos un camión cisterna que su propietario utiliza para recoger leche por las granjas de los alrededores y que la noche anterior había aparcado a más de 200 metros del lugar al que acabó siendo desplazado.

El presidente de la Junta, José Antonio Griñán visitó ayer tarde Villanueva del Rosario para comprobar los daños causados por las inundaciones, mientras que el delegado del Gobierno andaluz, José Antonio Ruiz Espejo, explicó por la mañana que se habían tenido que desalojar unas 300 familias en este municipio.

No obstante, el alcalde José Antonio González explicó a las 14:00 horas de ayer que la mayor parte de los vecinos habían salido por su pie de las casas, algunos alertados por los bomberos, y que a esa hora, mientras esperaban al ejército, se aprestaban a poner diques de contención y limpiar las casas con la colaboración de los equipos y maquinaria municipal.

Los efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) llegaron a Villanueva del Rosario pocos minutos después de las 16:30 para colaborar en las tareas desescombro y la limpieza. De hecho, cuando José Antonio Griñán llegó al Camino de los Quejigos gran parte de las piedras de gran tamaño, brozas, ramas y fango que se había cumulado en la calle había sido ya retirado.

Un teniente de la UME explicó que el primer objetivo de la compañía desplazada al pueblo residía en "prevenir" que se reprodujeran los problemas si volvía a llover durante la noche.

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