OPINIÓN. LA CALLE

Los parientes pobres de la democracia

La Legislatura que comienza tiene que resolver la nueva financiación de las comunidades autónomas en España. Es una responsabilidad ineludible, tras la reforma de los estatutos de autonomías. Pero hay otro desafío, que no está en el calendario político y es igualmente imprescindible: una descentralización de competencias y dinero desde las comunidades autónomas a los ayuntamientos, que acabe con la asfixia financiera municipal, fuente de irregularidades urbanísticas, cuando no de casos abiertos de corrupción.

Esta semana postelectoral se van a dar cita en Málaga 130 alcaldes o representantes de municipios y regiones de 47 estados europeos para hablar de descentralización y eficiencia en los servicios públicos. Es muy oportuna esta reunión, en vísperas de la formación de un nuevo Gobierno en España. Aquí está pendiente desde hace 30 años un reparto más razonable de las cuentas públicas. Las transferencias a las comunidades autónomas han llevado a una distribución del presupuesto nacional en un 47 por ciento para la Administración General del Estado, el 40 de las autonomías y un 13 para los municipios. Unos porcentajes que no son razonables. El anfitrión de la reunión de Málaga de esta semana, su alcalde Francisco de la Torre, sostiene que los ayuntamientos españoles dedican el 32 por ciento de su presupuesto a servicios cuya competencia corresponde a otras administraciones. Hace dos años, el Grupo Joly reunió a los alcaldes de las capitales de provincia de Andalucía, Jerez de la Frontera y Algeciras y todos sin excepción consideraron desequilibrado e injusto el sistema actual.

Es la segunda vez que el Congreso de Poderes Locales y Regionales del Consejo de Europa (CPLRE) se reúne fuera de su sede francesa de Estrasburgo. Este es uno de los cuatro órganos del Consejo, fundado en 1949 para defender los derechos humanos, la democracia pluralista y la identidad y diversidad de la cultura europea. Como estos alcaldes y responsables regionales militan en el europeísmo, y no en el localismo ramplón, hablarán también de Kosovo. El presidente del comité institucional del CPLRE, el inglés Keith Arthur Whitmore justifica el interés por las elecciones en Kosovo: “Hay que monitorizar este proceso, vigilar que sea abierto, libre, justo, que no haya interferencias y que haya un entendimiento del ciudadano a la hora de votar”.

El señor Whitmore, que es concejal del Ayuntamiento de Manchester, resulta ser persona bien informada. Valora “el gran progreso hecho por España en términos de devolución de poder hacia las comunidades autónomas”. Pero a su juicio, “la descentralización ha hecho que se incremente de manera sustancial el poder de las regiones”, y ahora considera necesaria “una acción similar en favor de los poderes locales, sobre todo en la distribución presupuestaria”, lo que otorgará “mayor poder a los ayuntamientos”.

Esta cuestión, sin embargo, no está en el orden del día de la política española. Y, además, antes de abordarla habrá que entablar una negociación multilateral para mejorar el sistema de financiación de las autonomías. Los principios distintos sobre los que se basan los nuevos estatutos han llevado al ministro de Economía Pedro Solbes a bromear con la solución al complicado cálculo; será como hacer un sudoku.

En el punto de partida está la reclamación de Cataluña de reducir su déficit fiscal con el Estado. Desde el inicio de la redacción de su nuevo Estatut, los nacionalistas catalanes en general, y el tripartito PSC-ERC-ICV en particular, publicaron unas cuentas fiscales de donde deducían la necesidad de recuperar un billón de las antiguas pesetas, 6.000 millones de euros. Esta cifra no ha vuelto a aparecer hasta esta campaña electoral, en la que Joan Ridao (Esquerra) propuso, en el primer debate electoral de los siete grupos con representación parlamentaria, que “los 20.000 millones de euros negativos de la balanza fiscal catalana, tienen que disminuir al menos en un tercio”. Eso significa más de 6.000 millones. Y la ministra socialista Carme Chacón ha dicho que quiere un cupo como el vasco. La pelea presupuestaria será dura. Andalucía se juega mucho y los ayuntamientos esperan su turno.

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