Málaga-Betis | La crónica

El Betis se redime en noche de regalos (1-2)

  • Los verdiblancos cortan la racha de seis partidos sin ganar al remontar en La Rosaleda.

  • Una cesión entre Adán y Tosca lo torció todo, pero los goles de Jonas Martin y Sanabria plasmaron la mejoría con los cambios.

Tan habitual viene siendo los últimos años que el Betis sufra una decepción en el derbi como que tarde poco en reponerse del varapalo. Y volvió a hacerlo en la ventosa noche en Málaga. Tres días después del durísimo revés con el Sevilla en Heliópolis, esta vez le tocó a los béticos remontar un gol inicial y, con su reacción, cortar una racha de seis partidos que empezaba a carcomer los ya de por sí inestables cimientos deportivos que diseñó Miguel Torrecilla. Fue en un partido sembrado de errores por parte y parte, algunos de ellos bien groseros. Por encima de todos, el fallo entre Adán y Tosca que lo torció todo y la devolución entre Demichelis y Luis Hernández que aprovechó Sanabria en el minuto 76, un rato después del empate de Jonas Martin.

Víctor Sánchez del Amo debía plantear el partido de Málaga entre la necesidad de restañar la profunda herida abierta en el derbi y otra necesidad, la de dosificar los esfuerzos en plena concatenación de partidos, hasta cinco en apenas dos semanas desde esa pasada visita del Sevilla al Benito Villamarín hasta la que los béticos harán al Bernabéu.

Antes del Real Madrid, aún quedan la Real Sociedad este viernes y el Deportivo en La Coruña el miércoles siguiente. Una pesadísima carga. Y esa saturación en el calendario dejó a Rubén Castro en Sevilla y a Mandi, Durmisi, Petros o Dani Ceballos en el banquillo de La Rosaleda.

Lo que equivale a afirmar que saltó a la hierba un Betis un tanto despersonalizado. Por si ya no lo estaba con esa curiosa, y también preciosa, camiseta conmemorativa del Día de Andalucía a rayas verdiblancas pero horizontales. Los costados fueron para Rafa Navarro y Álex Martínez; Bruno entró por Mandi en el trío de centrales que completaban Pezzella y Tosca; más arriba, cuatro centrocampistas con Felipe Gutiérrez por dentro junto a Rubén Pardo, Brasanac abierto a la banda derecha y Jonas Martin a la izquierda; y arriba, Sanabria. La teoría dictaba que Brasanac y Jonas Martin iban a ser los nexos, por fuera, con el único delantero. Pero la práctica dictó que ambos apenas se proyectaron junto a la cal en la primera parte.

Tampoco es que el Málaga combinara como el Barcelona de Guardiola. Pero el Betis optó por aguardar con la línea de cinco más otra de cuatro por delante. Y Sanabria, como Robinson Crusoe. Bajo esa atonía fue transcurriendo la primera parte, pues los malaguistas demostraron que están para sopa y buen vino de la Axarquía. Marcelo Romero confía su plan de revitalización a la vieja guardia y ésta no está para revitalizar nada.

Sin el mínimo ritmo físico se emplearon Demichelis o Camacho, actores principales de un Málaga de vuelo mucho más alto que el actual. El único foco de peligro de los costasoleños en la primera mitad fueron los cinco saques de banda –sí, de banda– que lanzó el central Luis Hernández desde la esquina derecha.

Eran más peligrosos que un córner: su mano es más precisa que su pie y casi tan fuerte como él. La amenaza no pasó a mayores, pero ya se encargaron Adán y Tosca de torcerlo todo para el Betis. El guardameta arriesgó mucho al cederle en corto el balón al rumano con éste apurado por un rival. Y el defensor arriesgó aún más al tratar de devolverle la pelota al portero, cuando debía quitársela de encima sin recato alguno.

Fornals, que pasaba por allí, recibió la dádiva y no perdonó ante Adán. Era el minuto 39 y ni por asomo hizo méritos el equipo blanquiazul para semejante botín, pero... Víctor no esperó a ver el curso del partido tras el descanso y movió ficha en pleno paréntesis. Dani Ceballos a escena por Felipe Gutiérrez –en las notas de este cronista no aparece un solo apunte concerniente al chileno– y, además, una variante táctica clave para la remontada: Brasanac y Jonas Martin pasaron a actuar por dentro, de ocho y diez clásicos. Quizás el entrenador bético detectara la alarmante debilidad de los pivotes locales, Camacho y José Rodríguez.

El primero tardó en girarse lo que un palio en una revirá cuando Brasanac trató de rodearlo. Lo hizo mientras Jonas, en un gran desmarque de ruptura, se coló a la espalda de otro venido a menos, como Demichelis. El francés demostró que sabe definir.

El empate terminó de meter al Betis y de desbaratar al Málaga. Víctor dio otro giro de tuerca con Álex Alegría por Rubén Pardo (71’) y el vuelco parecía inevitable. Hasta el viento de verdad, no el metafórico, soplaba a favor. Demichelis y Luis Hernández se vieron arrastrados por él en una cesión suicida del argentino que el asturiano hizo peor con su resbalón. Sanabria ejecutó con calidad. Lo más difícil estaba hecho, aunque en los últimos diez minutos el Betis se aculó demasiado y abrió la puerta a un rebote o un balón suelto en el área que le privara de dos puntos importantísimos. Charles la tuvo en un remate en el segundo palo, también Jony en una acción de Ontiveros, pero los conatos no fueron a más. La redención llegó lo antes posible. Mucho mejor así.

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