Sevilla

El Valme pilota un proyecto que mejora el control de los anticoagulados

  • Doce pacientes participan con resultados "muy positivos" en la calidad de vida y en el autocontrol de este problema de salud

El doctor Juan Carlos López, hematólogo, y la enfermera Ana Aparicio, experta en anticoagulación.

El doctor Juan Carlos López, hematólogo, y la enfermera Ana Aparicio, experta en anticoagulación. / h. u. v. v.

El Hospital de Valme ha impulsado un proyecto piloto para mejorar el control de pacientes anticoagulados mediante un dispositivo que mide los niveles de anticoagulación de la sangre, que permite al enfermo ajustar la medicación sin necesidad de acudir al hospital. El proyecto consiste en el autocontrol del problema de salud: Los propios pacientes se miden el nivel de anticoagulación a través de un coagulómetro. En aquellos casos en que los niveles no son los adecuados, el paciente entra en contacto con el especialista en Hematología, a través de una línea telefónica directa, para que le ajuste la medicación. El reajuste del anticoagulante (sintrom entre otros) es remitido por el especialista al paciente por correo electrónico. Este proyecto comenzó a funcionar a mediados de noviembre en Sevilla, "con resultados muy positivos", explican fuentes hospitalarias.

"El proyecto ha mejorado la calidad de vida de los pacientes, muchos de ellos jóvenes en edad laboral, que tenían que desplazarse una vez a la semana para someterse al control de la anticoagulación en el hospital", explica el doctor Juan Carlos López, hematólogo e impulsor de este programa. El área hospitalaria de Valme atiende a poblaciones muy dispersas en la provincia de Sevilla. "Para nuestros pacientes es muy buena opción especialmente para aquéllos que viven en municipios alejados del hospital, algunos de ellos a dos horas o más en coche", añade el especialista.

Los enfermos miden sus niveles a través de una punción en el dedo con un coagulómetro

La herramienta para favorecer el autocontrol, el coagulómetro, es un pequeño dispositivo que indica los niveles de anticoagulación mediante una punción en el dedo, de manera similar a los medidores de glucosa (glucómetro) que utilizan los diabéticos. El control de la capacidad para evitar la formación de coágulos en la sangre es crucial para los pacientes sometidos a tratamientos anticoagulantes. "Se trata de un control necesario para mantener la anticoagulación dentro del rango terapéutico y evitar tanto complicaciones tromboembólicas (el nivel de anticoagulación es inferior al adecuado) como hemorrágicas (nivel superior)", añade el especialista.

Las enfermedades más frecuentes que precisan de este tratamiento son la arritmia cardiaca por fibrilación auricular, la enfermedad tromboembólica y las prótesis valvulares cardiacas. La coagulación de la sangre se puede descompensar por la interferencias de otros fármacos, por ejemplo, en un proceso gripal entre otras causas. El exceso de anticoagulación supone un riesgo hemorragia; y el déficit, un riesgo de trombos y embolias.

La Unidad de Hemostasia del Valme, que pertenece al servicio de Hematología, ha implantado el programa de autocontrol dirigido a pacientes en tratamiento anticoagulación de larga duración y con alto riesgo.

El control de los enfermos anticoagulados lo lleva a cabo el médico de familia desde el centro de salud, cuando los pacientes mantienen niveles estables; o el hematólogo en el hospital, en aquellos casos inestables o que presentan un alto riesgo. Como media cada paciente requiere de 14 controles al año y cada visita al centro sanitario supone, al menos, dos horas y media. En algunos casos los pacientes no pueden desplazarse y no acuden a los controles, por motivos laborales u otras razones, de modo que el control "remoto" es una opción que les puede beneficiar.

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