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Vida tras superar un infarto

  • El 13% de los pacientes que superan un infarto fallecen durante el mes siguiente al alta

  • Expertos insisten en la importancia de la prevención secundaria después de superar uno

Vicente Arrarte Esteban, cardiólogo del Hospital General de Alicante; Gustavo Vitale, de AstraZeneca España y Manuel Anguita, presidente de la SEC.

Vicente Arrarte Esteban, cardiólogo del Hospital General de Alicante; Gustavo Vitale, de AstraZeneca España y Manuel Anguita, presidente de la SEC. / m.g.

El infarto de miocardio es la primera causa de muerte en España. En total se calcula que alrededor de 100.000 personas sufren un infarto cada año, y el principal problema es que unas 30.000 de las mismas fallecerán antes de llegar a un centro sanitario. Sin embargo, los pacientes que sí son atendidos tienen cada vez mejores expectativas gracias a las nuevas tecnologías. Pese a ello, el mensaje que quieren lanzar los expertos es que una vez superado el infarto, no está todo hecho, sino que la prevención secundaria es fundamental para evitar nuevos eventos cardiovasculares.

Así lo ha manifestado Manuel Anguita, presidente de la Sociedad Española de Cardiología durante la presentación de la encuesta 'Salud cardiovascular y estilo de vida de la población española'. En la misma, uno de los datos más llamativos según el experto es que incluso en el caso de personas que han padecido un infarto, "dice tener más información sobre enfermedades como el cáncer", que sobre su patología cardiovascular.

Presentada la encuesta 'Salud cardiovascular y estilo de vida de la población española'

De hecho, pese a ser una de las enfermedades más mortales, la población española se preocupa más de otras patologías. En concreto, para el 82% el cáncer es la enfermedad que más temor genera, seguido de las enfermedades degenerativas en un 78%, del ictus en un 76% y después del infarto, en un 70%.

Uno de los datos que se desconocen es que existe un elevado riesgo de mortalidad una vez superado el infarto. De hecho, como apuntaba Anguita "en los primeros 28 días después del alta, la mortalidad es del 13%". Asimismo, estudios recientes han demostrado que el 24 % de los infartos de miocardio recurrentes ocurren durante el primer año tras el inicial, y aproximadamente el 39% entre el segundo y el quinto año. Además, como matizaba el presidente de la SEC "el riesgo en estos eventos es aún mayor tras el primer infarto".

Manuel Anguita insistía así en la importancia de informar a los pacientes sobre una correcta prevención secundaria, ya que el paciente después del evento agudo ha de saber que "sigue teniendo una enfermedad coronaria arterioesclerótica".

Para ello el primer paso es realizar una correcta educación sobre hábitos cardiovasculares, como evitar el tabaco, una dieta equilibrada y realizar ejercicio moderado; además de realizar una rehabilitación cardiaca, controlando factores de riesgo como los niveles de colesterol, y por último llevar un tratamiento farmacológico adecuado.

A este respecto, Vicente Arrarte, cardiólogo del Hospital General de Alicante, aportaba que "los programas de rehabilitación cardiaca están poco establecidos en España". Asimismo hacía hincapié en la importancia de que los pacientes continúen tomando su tratamiento, ya que como informaba el 30% de los mismos deja el tratamiento a los 3 meses del primer infarto. Al año habrá abandonado el tratamiento el 50%.

Sobre este punto, el experto argumentaba que "cada vez tenemos más claro cuál es el tratamiento que tenemos que llevar a cabo, informando de que "la doble antiagregación es fundamental en casi la totalidad de los pacientes", es decir "añadir un fármaco al ácido acetilsalicílico". En este sentido, sobre todo para el tratamiento de pacientes agudos es habitual incluir un antiagregante plaquetario, como es el caso de ticagrelor.

Así, si bien para el primer año de tratamiento la dosis de ticagrelor habitual era de 90 miligramos, la novedad es una nueva presentación de 60mg que tiene como objetivo convertirse en un tratamiento de manteniendo para los pacientes de mayor riesgo, como por ejemplo aquellos mayores de 65 años, los que tienen otras patologías como diabetes o los que ya han tenido recaídas.

Según Arrate, alrededor del tercio de los pacientes que ha sufrido un infarto podría beneficiarse de este tratamiento a más largo plazo, aunque habría que valorar el riesgo beneficio de cada caso.

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