El paso a la e-Dermatología

El desarrollo de estos procedimientos hace necesario plantear una estrategia

El abordaje de las enfermedades de la piel y en especial el melanoma, está cobrando mucha importancia en la práctica clínica en el conjunto de los servicios de salud pero también en los medios de comunicación especializados y generales.

En este contexto, la gestión del diagnóstico por imagen tiene cada vez más valor para el dermatólogo ya que las nuevas tecnologías permiten no solo un mejor análisis, sino también el diagnóstico a distancia a través de la telemedicina. Hace unos días, conocimos que el GDI (Grupo de e-Dermatología e Imagen) promovido por la Academia Española de Dermatología y Venereología trabaja intensamente en el impulso y desarrollo de nuevos avances para el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades cutáneas.

Esta es una cuestión especialmente relevante dada la mayor incidencia de melanoma al tiempo que, al estar en el inicio del periodo estival donde se hace más necesario que nunca ser conscientes de la necesidad de asegurar una eficaz protección eficaz, hace más pertinente reflexionar sobre las enfermedades de la piel.

En el caso de la dermatología, la fotografía digital y las posibilidades de comunicación on line que se abrieron con el desarrollo Internet hace que se esté abriendo un cambio muy positivo de la atención sanitaria prestada en lo que se refiere a la relación entre profesionales de diferentes centros y niveles asistenciales. De hecho, esta situación está haciendo que se generalice y que cada vez sea más común que, de manera informal, los dermatólogos trabajen a través del envío o la recepción de imágenes en el smartphone.

El GDI quiere potenciar esta metodología de trabajo y hacer que mediante la teledermatología se realicen de manera sistemática consultas con seguridad entre profesionales, donde se potencie la relación y la consulta desde el médico de Atención Primaria hacia el dermatólogo. Desde el punto de vista de diagnóstico precoz de lesiones malignas o potencialmente malignas, se abre una enorme ventana de oportunidad con beneficios claros en la salud de los pacientes ya que se puede avanzar mucho en el objetivo de cribar pacientes con lesiones benignas para priorizar patologías más urgentes y severas y asegurar que de forma rápida puedan ser atendidas.

En el caso de lesiones de la piel cancerosas o precancerosas, puede llegar a ser un recurso especialmente potente para poder decidir de forma rápida si un paciente tiene que ser remitido a la consulta de dermatología.

Este procedimiento de trabajo se comienza a extender en numerosos servicios de salud de nuestro sistema sanitario pero es probable que merezca la pena plantearse una estrategia específica en relación a la teledermatología porque, como ya se ha comentado, la mayor incidencia de melanoma y otras enfermedades de la piel puede hacer necesario aprovechar las nuevas posibilidades de coordinación entre profesionales y servicios y beneficiar la salud de la población con esta modalidad de telemedicina.

Iniciativas como esta ponen de manifiesto el gran nivel de compromiso de nuestros profesionales con la mejora de la salud de la población y con la mejora de la calidad asistencial y esto es algo que merece nuestra gratitud y nuestro reconocimiento. Al mismo tiempo, renuevan nuestro convencimiento de la importancia que tiene el trabajo conjunto entre profesionales de atención primaria y de atención hospitalaria.

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