Salud y Bienestar

El uso de plantas en la farmacia

Todo ser humano dedica a dormir más de un tercio de su vida. Sin embargo, con los años las personas van limitando las horas diarias que dedican al sueño. Un factor que atribuyen a la pérdida de eficacia de los mecanismos que regulan tanto la vigilia como el sueño y que provoca que los ancianos tengan menor capacidad para quedarse dormidos. No obstante, las alteraciones del sueño y más concretamente el insomnio, no es sólo un problema de las personas mayores. La mala cantidad y calidad del descanso nocturno afecta un considerable porcentaje de personas, siendo el colectivo más afectado el de las mujeres con edades comprendidas entre los 40 y los 50 años"

Esta realidad se desprende de este libro, que pone a disposición de la sociedad una actualización de los distintos aspectos implicados en los desórdenes del sueño, junto con las posibilidades de tratamiento fitoterápico de los mismos. En sus páginas hace un desglose de las plantas medicinales utilizadas para el insomnio, en el que señala cómo la amapola de California ha sido utilizada en poblaciones rurales de este estado norteamericano por sus propiedades analgésicas y sedantes, actividades que han sido validadas mediante diversas investigaciones farmacológicas.

En cuanto a la pasiflora, destacan el efecto sedante e hipnótico, así como ansiolítico. Los indígenas americanos utilizaban la planta como sedante en el tratamiento del insomnio y nerviosismo. Por otro lado, señalan cómo la valeriana ha sido utilizada por sus propiedades medicinales desde la época de los griegos y los romanos. Su uso para tratar problemas nerviosos y del sueño, comienza a finales del siglo XVI y queda totalmente establecido en el siglo XVIII. En la actualidad se ha comprobado que la raíz de esta planta posee una actividad sedante e inductora del sueño y que tiene una acción espasmolítica, por actuación directa sobre el músculo liso, y anticonvulsivante.

Otras plantas indicadas en el tratamiento del insomnio que aparecen reseñadas son la tila, la lavanda, el espino albar y la amapola común. De todas ellas los autores realizan una descripción, en la que incluyen su composición química, su uso farmacológico y los posibles efectos adversos entre otros factores.

Centro de Investigación sobre Fitoterapia Editorial Complutense Madrid, 2008

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