Semana Santa

Crece la calidad, aumentan los descuidos

  • El listón de calidad del arranque de la Semana Santa sigue creciendo aunque hay que limar algunos aspectos como la cultura nazarena · La 'niña' de San Juan embriagó con sus andares y con su estética.

LA expectación es el estado de ánimo que reina el Domingo de Ramos. Quizá porque los cofrades cogemos este día con ganas, entusiasmo, como el niño que sabe que le llega la hora del caramelo. Puede que en ocasiones, esas ansias provoque obnuvilación de lo que uno se encuentra delante o puede que se perdonen cosas porque es el primer día. El cofrade es el enemigo del cofrade ya que la subida del telón de la Semana Santa no debe significar un todo vale. Aún así, si se compara la jornada vivida ayer con la de años anteriores, se puede decir que sigue la tónica imperante, esto es, crece en calidad. Las cofradías del Domingo de Ramos aportan cada una lo suyo, con su público, con sus gustos y con su gracia en la calle. Sube el 'caviar' de rango, sí, pero ojo. El nivel del pórtico de Pasión es alto pero aparecen otros síntomas: los descuidos en la cultura nazarena, algo lógico puesto que la perfección tiene una doble cara, existe y a veces se desvanece por un simple hecho.

El arranque fue excelente, a tenor de lo visto en el teatro de la Pasión, que son las calles de Málaga. Vírgenes bien ataviadas, cortejos rectos aunque a veces se torcieron, la música bien afinada y los tronos que se movieron adecuadamente -aunque quedó por ver el capítulo de los encierros-. Los exornos florales buscaron la combinación de distintos tipos, a veces acertados y otros muy sobrecargados. No imperó una única flor, sino que se buscó la conjugación.

el riesgo de inaugurar

Es la cara y a cruz de ser la primera. La navaja de doble filo de inaugurar la Semana Santa. Su salida se recibe con la ilusión de un niño. Y sobre niños, la Pollinica conoce como la que más. El batir de las palmas, los primeros toques de campana. Siempre llaman a la alegría. Pero es ahí cuando empieza a cruzarse el límite de lo peligroso. Hay que evitar errores que cuando se cometen en la carta de presentación pesan el doble. El paso de la cofradía a la mañana supuso un empuje decisivo, pero lo que no mata hace más fuerte y en este caso, el horario tan tempranero de la Cofradía de la Pollinica, va en su propio detrimento. Ni qué decir tiene que la hermandad tiene su público, que es todo el mundo, pero quizá la masa escoge para verla enclaves cercanos al paso de Lágrimas y Favores que se está convirtiendo en el referente de la mañana. Sólo había que ver el público que se agolpaba en Puerta del Mar al paso de la niña de San Juan y la cantidad de sillas vacías y los tramos a veces desangelados que se encontraban en la calle Larios. Quizá el caso de la Pollinica sea uno de los ejemplos más claros de la necesaria reforma de horarios de la jornada de palmas.

Pero tampoco caminó sola. En la salida varias filas de público se agolpaban en la calle Parras. Hasta el obispo Jesús Catalá, estuvo presente. Se nota que las elecciones están cerca y gran parte de la corporación municipal también estuvo allí. Bien sabido son las pobladas filas de nazarenos de las que gozan ambas secciones, por lo que la cuestión no estaría tanto en mejorar la cantidad como la calidad. Hay detalles en la uniformidad que a veces hacen que se pierda el encanto. Alguien no debió explicarle a la pertiguera de la Virgen del Amparo que el maquillaje, y más cuando es de un color indiscreto, no está permitido. Tampoco es recomendable que haya nazarenos de la cofradía repartido por todo el centro, bien cuando a la cofradía le restan dos horas para encerrarse o bien cuando ya han pasado dos horas desde su encierro. Tampoco se puede obviar el calzado: zapatillas deportivas, naúticos y otros tipos que desentonan. De acuerdo que son niños la mayoría de los penitentes. Exentos de culpa. La cofradía tiene que ser reiterativa en el atuendo que se coloca debajo de la túnica. Solo hay que explicarlo más de una vez para que los padres se enteren. No es difícil y lo aceptarán.

Todo esto es corregible. Al igual que debe ser sustituido el trono del Señor. Urge su cambio ya que su estado es muy deficiente y ésta es una de las cosas que vistas en la cofradía que abre el cartel de la Semana Santa resaltan más. Tampoco ayudaron a la mejora estética las flores, de aspecto demasiado otoñal. En cambio el trono de la Virgen del Amparo, que fue muy bien vestida,llevaba orquídeas malvas muy llamativas. El trono también lucía los nuevos angelitos, obra de Juan Vega. Pequeñas grandes obras que le otorgan al trono una impronta muy particular.

En el apartado musical, la Pollinica acertó de lleno con volver a elegir para su procesión una agrupación musical que acompañara al Señor, que salió con Nuestro Padre Jesús de la Victoria y continuó con La Clámide Púrpura. Para este año han cambiado a San Lorenzo Mártir, por Nuestro Padre Jesús Cautivo de Estepona, que cuidó el repertorio aunque imprimió excesiva lentitud al paso de la cofradía. Pero aún así, ese género musical forma una pieza perfecta con el grupo escultórico. Dicha lentitud le jugó una mala pasada al cortejo en general a su paso por calle Larios, donde se produjo un descuelgue del trono respecto de los nazarenos que deslució su paso por el recorrido oficial.

La banda de la Esperanza tras la Virgen del Amparo tuvo una actuación discreta. El repertorio sería cuestionable en cuanto a la calidad de algunas marchas interpretadas, pero es de agradecer que se recuperen obras dedicadas a la imagen para los lugares clave, como hicieron al interpretar María Santísima del Amparo de José Antonio Molero, al paso por la Tribuna de los Pobres o Reina de San Agustín, de Francisco Javier Moreno a la salida.

La 'niña' que baila

La niña de San Juan sigue creciendo. Mantiene su cara angelical pero ya toma notas de veteranía en la jornada del Domingo de Ramos. Entró por la puerta de atrás, es decir, la franja matutina, y se ha convertido en un auténtico revulsivo para el día. La mañana es suya, sin obviar la ilusión de los niños por el Señor de la Pollinica y la Virgen del Amparo. Sobre las 11:15, el trono de Lágrimas echó a andar y a bailar. Lo mismo por malagueñas que por sevillanas. ¡Qué más da! Si sabe hacerlo bien. La marcha Lágrimas de San de San Juan (Abel Moreno) abrió el repertorio cuando el trono aún estaba en el interior del templo. Sonó la pieza y las bocas entonaron el himno. El pregonero andaba por allí para coger el timón de ese joyero que tiene por trono. Algún Pablito o Don Amadeo seguro que también estuvieron. Se abrieron las puertas y la Virgen comenzó a ver la luz del sol. Lágrimas y Favores (R. Hernández) y Reina de San Juan (Germán García) siguieron a continuación.

Ya por Calderón de la Barca sonó Corpus Christi para seguir con Virgen de los Negritos, que fue entonada bajo una coreografía por los hombres de trono, que mostraron para qué sirve los ensayos que han preparado durante dos meses. Sí, ensayos, una palabra que parecía maldita hace unos años pero que tan buenos resultados ha dado. La niña movió sus caderas y sus pies daban tres mecidas y un paso hacia delante y otras tres mecidas y otro paso atrás. Buen ritmo y armonía. Para hacer la curva entre Especería y la calle Nueva sonó Nuestra Señora del Mayor Dolor (P. Artola). Sublime la esquina.

Luego llegó la calle Nueva, que no se cabía. La banda de Carmona tocó María Santísima del Sol. Entonces se paró todo y un solo de corneta rompió el silencio. Su autor, Miguel Ángel Gálvez, la historia de un joven con una corneta debajo del brazo, con un dominio y una maestría absoluta sobre el instrumento. Subía y bajaba el tono cuando había que hacerlo, un trieto, otro y final. Todo esto desembocó en una ovación para la Virgen, que bailó a las mil maravillas, y para Gálvez, con su uniforme rojo. Abrió el cortejo la banda de Fusionadas, que lució su guión y el del Puerto de la Torre, que se han unido para tocar esta Semana Santa. La formación musical presentó un buen nivel y no estuvo en todo el recorrido ya que hacía doblete. Después salió en el Huerto. El repertorio de Lágrimas fue alegre y variado aunque con toques incompresibles. Cerrar la procesión con Caridad del Guadalquivir (P. Lola) parece impropio. En cuanto al exorno floral lució rosas en color champán alternadas con margaritas spider blancas en hileras salomónicas. Asimismo, el manto que la Virgen estrenó fue el broche a la hermosura de su estética.

Lágrimas llenó las calles de su feligresía. Lo que no pudo hacer fue llenar la Tribuna Principal. ¿Tendrán que cantar el Novio de la Muerte?

Puente de la esperanza

La Cofradía del Huerto ha ganado este año más recogimiento. Si el año pasado utilizó como alternativa para llegar al recorrido oficial el desangelado puente de Tetuán, este año el enlace para entrar en el recorrido oficial comenzó en el Puente de la Esperanza. El resultado fue visible. Un ambiente más recogido y con más público. El Señor de la Oración en el Huerto lució su túnica de terciopelo oscura bordada. El risco estuvo compuesto por una gran variedad de flores silvestres además de lirios, pitas, cardos y un friso de claveles rojos que se rompió con centros de rosas rojas. Tras la Marcha Real, el Señor caminó a la salida con Nazareno de la Salutación (P. Artola). Después una saeta abrazó a la imagen que prosiguió su camino. En la calle Larios sonaron Cristo del Amor, Caridad del Guadalquivir y La Macarena, que fue seguida por una secuencia de pasos algo estudiados.

Por su parte, la Virgen de la Concepción, llevó rosas blancas en las anforitas delanteras mientras que las ánforas laterales estuvieron compuestas piñas de claveles blancos. La Marcha Real dio paso a Concepción, de Artola, interpretadas por la banda de la Expiración. Ya en el encierro, el trono del Señor esperó al de la Virgen que se mecieron con la marcha Virgen de la Palma.

Salutación

Que los nazarenos vistan de blanco siempre es un punto a favor en la estética de una hermandad. Y esa gran suerte tiene la hermandad de Salutación. Lástima que aún se vean calcetines blancos, tenis o vaqueros bajo las túnicas. O incluso a penitentes fuera de las filas a poco más de una hora de haber salido. Por lo demás, el Nazareno lucía extraordinario con su túnica bordada, al igual que el resto del grupo escultórico que procesionó muy bien arreglado. El punto negativo vino de la mano de la música. La banda municipal de Guadix no sonó como años atrás.

En cuanto al repertorio, no es que hubiera marchas de mala calidad sino inapropiadas para el carácter de la cofradía. Un ejemplo de esto fue Virgen de las Aguas. Si sonó una habitual en la cruceta musical de la hermandad como fue la marcha Triunfal.

Dulce Nombre

Las prisas no son buenas consejeras y esto es algo que toma peso en la hermandad del Dulce Nombre. No habían terminado de cerrar la seccion del Señor de la Soledad cuando se embarcaron en la salida de la Virgen de Dulce Nombre. Y eso a la larga se nota. Son dos secciones inconexas. Y esto contrasta con la acertada política de la hermandad de dotarla de un carácter más carmelita en cuanto a atributos se refiere. Para ejemplo, haber unificado el color de los cirios en un tono marrón para ambas secciones.

De sobresaliente el guión de la hermandad, estreno de este 2011, realizado por Juan Rosén sobre un diseño de Eloy Téllez, de terciopelo también marrón. Pero hay otros aspectos que difieren de todo esto. El color del manto de la Virgen sigue siendo un desacierto además de poco favorecedor para la Virgen que en esta ocasión iba muy bien vestida con una nueva saya. También salida del binomio Téllez - Rosén, aunque el exorno floral no estuvo a la altura del estreno.

En la sección del Cristo todo era distinto. Un cortejo de nazarenos mucho más numeroso que junto a la Dolorosa y un grupo escultórico que a poco de concluir ya tiene personalidad propia.

Procesionó muy bien a los sones de la agrupación musical Jesús Cautivo de Estepona, que hacía doblete y que mantuvo el nivela lo largo de la tarde. En ocasiones no terminaban de acoplarse como sucedió en la curva de Santa María con Molina Lario a los sones de Virgen de la Hiniesta.

No ocurría así con la banda de Zamarilla tras la Virgen que alternó marchas típicas y tópicas pero que hubieran quedado mejor para tocar a la entrada de la calle Larios que Triana de Esperanza.

Espera en la trinidad

La Cofradía de la Salud presentó novedades destacadas. Una de ellas fue el frontal dorado del trono del Señor de la Esperanza en su Gran Amor. La otra, la portentosa toca de sobremanto que llevó la Virgen. El Crucificado es una de las imágenes que mejor anda con agrupación musical. Lleva bien el paso, las mecidas y las aceleraciones cuando hay que hacerlo. El recorrido es largo y queda la vuelta, algo renqueante en los últimos años. El Cristo salió desde el interior de San Pablo con La Saeta (J.M. Serrat). Hasta la llegada a la avenida de Fátima se sucedieron cuatro marchas más: Padre Nuestro, Alma de Dios, Reina del Jueves Santo y Beso y traición. La Saeta volvió a sonar en la calle Larios. Un monte de claveles morados y espino con rosas alrededor del trono formaron el exorno floral. Por su parte la Virgen de la Salud llevó una combinación donde predominaron las rosas.

En cuanto a las marchas, la Virgen salió con Coronación de la Macarena, Salud de la Trinidad y Esperanza de Triana Coronada, intepretadas por la banda de la Paz, que estuvo bien. Ésta última fue acompañada por una gran petalada una vez que el trono pasó al lado de su templo.

Guiños a la JMJ

La Cofradía del Prendimiento es una de las más peculiares de la jornada. Tiene una personalidad muy marcada, con sus virtudes y sus defectos, como todas. La hermandad en la calle es espectacular en cuanto a patrimonio y a su gente. El Señor del Prendimiento recorrió las calles de Málaga, que se las conoce muy bien. Pero este agosto estará por Madrid con el santo padre. La corporación de Capuchinos llevó una bandera alusiva a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) y el arco de campana lució lazos con los colores blanco y amarillo. Además, la banda de cornetas y tambores del Real Cuerpo de Bomberos abrió el cortejo, formación que al parecer acompañará al Señor en la capital de España.

El Señor salió de su casa hermandad con la marcha Prendimiento. La imagen llevó su túnica de terciopelo burdeos y bordada. Ya en la Cruz del Molinillo, la agrupación musical de la Estrella de Granada interpretó La Piedad para seguir con Consuelo Gitano (A. Velasco) que sirvió para dar la curva para adentrarse en la calle Ollerías.

Por su parte, la Virgen del Gran Perdón fue radiantemente ataviada. Su trono es una auténtica mole que se expresa en cada calle. La imagen salió bajo los sones de la banda municipal de Rincón de la Victoria que tocó Alma de la Trinidad en la salida.

Humildad

Los miedos que sufría la hermandad de la Humildad durante la cuaresma, quedaron esfumados. La preocupación por la posible falta de nazarenos en su filas se quedó en anécdota, ya que presentó un numeroso cortejo de penitentes. Más numeroso en la Virgen que en el Cristo, pero en ambos, filas muy nutridas. El orden y la plasticidad que presentaban hacía esperanzarse con la idea de los servitas blancos. Idea que se esfumaba al ver el muestrario de calzado y pantalones que desvirtuaban la estampa.

El primer tramo de la procesión lo hicieron sin música. Sólo a ritmo de tambor. Pero al penetrar por el Centro Histórico, la cosa cambió. El tándem formado por la banda de cornetas de la Esperanza y el trono del Señor de la Humildad no tiene grietas. Así se demostró en el paso de la cofradía por la calle Granada, donde libró las maniobras con gran solvencia a los sones de Costero del Soberano y de Y el pueblo eligió a Barrabás (Alberto Zumaquero), estreno de este año. A la Virgen de la Merced, con un acertado exorno de claveles, fresias, calas y flor de cera, le acompañaba la banda de los Moraos de Almogía. Sobró Encarnación Coronada, pero se subsanó con la interpretación de Alma de la Trinidad, Virgen del Amor Doloroso o Ione para entrar en la Catedral.

Al primer templo de la diócesis llegó con un cuarto de hora de adelanto. A priori, podría ser una autoevaluación. La cofradía pretende salir en 2012 la primera de la tarde. Sería su hora perfecta. Esto implica tener bien medidos los tiempos, y al parecer así es. El próximo año llegará el nuevo grupo escultórico de la Humildad, obra de Rodríguez Picón, que ya se echa en falta.

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