Semana Santa

Una mirada obligada al cielo; no queda otra

COMO en el resto de la provincia, las cofradías de la Costa del Sol tuvieron que mirar al cielo. No obstante, a diferencia de la capital, la mayoría de ellos desafiaron al mal tiempo. En Fuengirola, pese a que el cielo amenazaba lluvia, las imágenes de Nuestro Padre Jesús Cautivo y  Nuestra Señora  de los Dolores se lanzaron a las calles de Los Boliches rodeadas de un público entregado. En esta ocasión el trono del Cristo estuvo adornado por un monte de claveles rojos y fue acompañado por la banda de cornetas y tambores Lágrimas de San Pedro. En el caso de la Virgen, el trono contó con un friso de orquídeas y piñas de rosas de color rosa. La marcha de la Virgen de los Dolores fue acompañada por la banda del Nazareno de Almogía.La hermandad quiso rendir un homenaje al recientemente desaparecido hermano mayor honorario, Manuel Fernández, por lo que a los pies del Cristo se colocó su vara. Por culpa de la lluvia no pudo completar su recorrido.

Mijas pueblo ayer se vistió de largo para acoger la procesión del Santísimo Cristo de la Columna, que partió desde la ermita de Los Remedios situada en el popular barrio de Santana. La salida se produjo a las nueve de la noche, momento en que el Cristo partió portado por hermanos con túnicas verdes que se encargaron de llevar sobre sus hombres el trono por vías como la avenida de la Constitución, El Compás o la plaza de la Libertad. Por culpa de la lluvia la imagen fue tapada con un plástico.

En Marbella, la Real, Ilustre y Venerable Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, María Santísima del Mayor Dolor y Santo Sepulcro procesionó ayer a los dos primeros de sus titulares. El Señor de Marbella, como también es conocido el Nazareno, congregó, como suele ser habitual cada año, a miles de personas en las calles para verlo, y también detrás de él: unas mil personas circulaban detrás del Cristo (es la talla que más devoción despierta en la ciudad). Pese a que decidió salir, cuando apenas llevaba una hora y media de recorrido, la cofradía se vio obligada a darse la vuelta por la lluvia.

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