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Ay, el reparto de esfuerzos...

  • El escaso dinamismo del ataque, sobre todo de Negredo, da vida a un Zaragoza que sí puso una intensidad plena · El carácter de Kanoute y Navas, la excepción

El reparto de esfuerzos volvió a desconectar el botón de on del Sevilla en la Liga. Esta vez fue el animoso Zaragoza el que aprovechó la coyuntura. Porque coyuntural fue que Fernando Navarro, Zokora, Navas, Perotti y Renato no empezaran el partido. En Getafe seguro que lo harán. Jiménez alineó un Sevilla menor y que jugó con la cabeza en otra parte. Sobre todo Negredo, cuya falta de movilidad sin la pelota resulta ya desesperante.

Defensa

Hubo otra pequeña revolución en la defensa sevillista debido a ese partido de Getafe. Stankevicius regresó al lateral, Cala fue el central diestro y Adriano cambió de banda. Demasiados retoques para asegurar el ajuste, la sincronización. Y el equipo tuvo problemas, sobre todo cuando achicó. Gabi o Suazo vieron el pase a la espalda de la zaga roja y lo ejecutaron para que algún compañero rompiera desde atrás en busca de Palop.

Sin embargo, fue a balón parado donde el Zaragoza hizo daño. No hubo rapidez de reacción para tapar el tiro de Contini en el primer gol y en el segundo, de nuevo un despeje forzado, esta vez de Negredo, se fue a la red de Palop. Otro gol en propia meta, demasiados ya.

En la segunda parte, el Zaragoza renunció al ataque hasta que la expulsión de Negredo desnudó al Sevilla y llegó el cabezazo a bocajarro de Ander que desvió Palop. Cala y Escudé, muy expuestos y con muchos metros detrás, se impusieron a Suazo y Colunga en esta segunda mitad.

Ataque

Kanoute empezó ganando pelotas por arriba y por abajo, abriendo a un lado y otro. Pero a su alrededor no hubo la mínima movilidad para abrir huecos en la zaga maña. Negredo hizo poco por arrastrar a su par o desmarcarse, José Carlos se arrugó en la banda derecha y por detrás, Duscher y Lolo bastante hacían con mantener la posición sin el mínimo riesgo con la pelota. Sólo Diego Capel trató de arrancar y encarar, pero fue inconstante, mientras que Adriano, que apareció al principio, se fue atornillando atrás.

En la segunda parte, Renato se descolgó más que Lolo y trató de trenzar jugadas, pero fue insuficiente ante el estatismo colectivo. La entrada de Navas por Kanoute fue como si hubiera un jugador con la camiseta de otro color al rojo. Su carácter y dinamismo dejó en evidencia a más de uno.

Virtudes

Cala aportó atrás. Y lo hará más.

Talón de aquiles

Bajó mucho el nivel en algún recambio y, encima, no hubo la intensidad que requería el pulso.

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