Espanyol - Sevilla

Bingo 14 meses después y con doble pivote (1-3)

  • El Sevilla vence por fin fuera de casa con un arranque fulgurante y se da un respiro antes del derbi. Causalidad o casualidad, Emery dio más libertad a Rakitic con Iborra y Carriço y rompió una racha lamentable.

22 partidos. Casi 14 meses. 412 días. El Sevilla consiguió por fin ganar lejos de Nervión para coger aire (sobre todo su técnico) y encarar el parón liguero con algo más de tranquilidad y mejor cara. Ya con rumores de todo tipo sobre el futuro de Unai Emery, el triunfo llegó con dos medios de contención y Rakitic más adelantado. Casualidad o causalidad, el técnico efectivamente no murió con sus ideas y cambió antes de que le cambiaran aprovechando el parón liguero que precede a la visita del Betis al Pizjuán. El parón seguirá siendo un paréntesis de debates...

Porque más allá de los tres puntos, que son importantísimos cuando no se va sobrado de ellos, Cornellà-El Prat definía muchas más cosas. Quizás a corto o medio plazo Emery viva una situación similar, quizás no, pero el Espanyol era la última bala para un entrenador cada vez más cuestionado. Si no lo fue con el equipo colista, sí lo ha sido y mucho por su empecinamiento táctico y la endeblez defensiva del Sevilla.

Sale el Sevilla con Iborra y Carriço por delante y en apenas diez minutos le arrea dos sopapos al Espanyol que auguran un mediodía feliz. Fazio en un cabezazo al saque de una falta y Vitolo con un golazo a la salida de un córner abren unas perspectivas inmejorables para la visita a Barcelona. Rakitic, muy cómodo y menos exigido defensivamente, campa a sus anchas y el cuadro local, la verdad, apenas llega.

Pero el Sevilla es generoso hasta lo enfermizo y regala oxígeno al Espanyol. No se puede decir que de manera inopinada porque se viene repitiendo; el caso es que Sergio García situaba al Espanyol en disposición de competir sin mayores méritos que aprovechar el regalo visitante.

Con 1-2 el Sevilla ya no está tan cómodo, queda un mundo (más de una hora) por delante y no se puede vivir de las rentas. Valladolid hizo pupa e igual por ahí las camisetas rojas se multiplicaban para robar rápido e intentar llevar el control. No lo conseguían pero el Espanyol no volvió a inquietar hasta la pausa.

La lesión de Pareja obligó a cambiarlo todo pero nada se trastocó en realidad. Beto evitó un posible 2-2 y muy poco después Bacca se ventiló a la zaga local con una acción individual de notable mérito excelentemente resuelta ante Kiko Casilla. 1-3, media hora por delante y la sensación de que sólo un cataclismo rompería el maleficio.

El Espanyol, tocado ya de muerte, no logró volver a reengancharse, el Sevilla no insistió en las dádivas y el encuentro murió lentamente entre el convencimiento de que la causalidad superaba a la casualidad en el hecho de recuperar el doble pivote y ganar fuera de casa 412 días después.

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