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Ganar el centro y regalarlo

  • El Sevilla dominó cuando quiso con Reyes en los terrenos de Iriney, pero perdió la superioridad numérica nada más irse del campo Trochowski · Peor tras los cambios

La historia táctica del Sevilla de Marcelino en el derbi de ayer fue tan sencilla como que lo dominó con el planteamiento inicial del técnico asturiano -excepción hecha de diez minutos en los que la defensa regaló el balón y que sirvieron para que el Betis se adelantara- y lo entregó después tirando a la basura la superioridad numérica que había logrado con la posición de Reyes algo más retrasada encimando a Iriney, un medio centro mucho menos dinámico que Cañas. Tras la decisión de Marcelino de sacar del campo a Trochowski por Rakitic, todo fue en cadena: Reyes mermado en su físico, el déficit defensivo del suizo-croata, la soledad y las pájaras tácticas de Medel... y, claro, la forzada salida de Fazio de su zona para ver la segunda amarilla.

Defensa

Marcelino, como en los dos últimos partidos ante Valencia y Espanyol, ordenó una presión adelantada tirando todas las líneas arriba. Reyes, con libertad, se merendaba a Iriney para crear superioridad numérica en asociación con Trochowski y facilitar el robo. Ésa fue la puesta en escena del Sevilla en una primera mitad que es cierto que no fue completa por dos cosas. Primero porque no tuvo acierto en las muchas ocasiones que creó, aunque esto es para comentar en el siguiente apartado, y segundo, por unos diez o quince minutos en que dejó al Betis crecerse por no tener limpieza a la hora de sacar el balón desde la defensa. Consecuencia de ello fue la falta de Fazio en el 1-0 de Beñat.

Muy distinta fue la segunda mitad cuando Marcelino desequilibró a su equipo quitando a Trochowski y, al igual que en los partidos ante Valencia y Espanyol, el rival pasó a tener más control del balón y del juego. Con un Reyes cansado y castigado a base de faltas, con un Rakitic que no ofrece ni la mitad del nivel de esfuerzo del alemán, Medel empezaba a verse solo y, por mucho que el chileno reciba flores, no es un jugador para sostener en solitario a un equipo. Uno de sus despistes, de los muchos que empezó a dejar en la segunda mitad, obligó a Fazio a entrar en su zona y a hacer una falta que debió haber realizado él y que le costaría la expulsión al argentino. Y ahí, con diez, se acabó el partido para el Sevilla.

Ataque

El Sevilla no lo tuvo difícil para encontrar la fórmula de generar ocasiones. Reyes tenía libertad para presionar y para buscarla con posesión, Marcelino veía cómo su equipo robaba como a él le gusta y el utrerano se asociaba a la perfección con un Jesús Navas enérgico y con ganas, pero fallaba lo de siempre, el gol. Los pasos atrás de Reyes, como en el tanto de Negredo, eran claves, y Luna también trataba de aportar lo suyo.

Está claro que con Rakitic el técnico buscaba un paso adelante, pero significó todo lo contrario. El segundo cambio lo perdió en la expulsión y el tercero fue, ya a la desesperada, el de Hiroshi.

Virtudes

El planteamiento inicial y aguantar como pudo el empate con diez.

Talón de aquiles

Los cambios arruinaron las posibilidades de un equipo que mandaba en el campo.

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