Este Sevilla está cuajando de tal manera que va camino de ser un diamante imposible de rayar. Es una aventura hincarle el diente. Y arriba, aunque falten casi todos los puntas, también llega.

Defensa

Las bajas no se concentraban en la zona de atrás. De hecho, Jiménez prefirió dar descanso a Squillaci y ubicar a David Prieto a la derecha de Escudé. El Stuttgart espera el jueves. La primera mitad fue modélica atrás. Sólo sobró la indecisión de Fernando Navarro con Palop en un balón largo que tocó Negredo entre ambos jugadores sevillistas antes de su violento choque con el portero.

Konko está cada vez más cómodo y acoplado, Fernando Navarro asegura un notable al otro lado y los centrales trazan la línea con firmeza. El balón estaba vivo por la lluvia, Negredo las peleó todas pero la anticipación y coordinación de los stoppers fue óptima. También en los balones de estrategia que tan bien golpea Corona. Todo llevó a que en los primeros 45 minutos, el Almería sólo rematara en esa indecisión final que cazó Negredo.

Tras el gol de Adriano en el minuto 52, el Sevilla dio el obligado paso atrás ya que el Almería metió primero a Natalio, luego a Uche y más tarde a Solari. Pero mantuvo su solidez en ese repliegue. No concedió segundas jugadas ni faltas peligrosas, y Fazio blindó la zona interior ubicado junto a Duscher.

Ataque

Acosta se vació y sacó jugadas incisivas que él se fabricó en buena medida, pero echó en falta el apoyo de Romaric, que adoleció de falta de dinamismo en sus incorporaciones. Jesús Navas también debió trazar más diagonales y pisar más área. Adriano lo hizo, pero con golpeos desacertados hasta que enganchó bien la pelota en el gol, con colaboración involuntaria del central Chico.

Era un partido para dejarse querer en mayor medida que en otras ocasiones. No estaban Luis Fabiano ni Kanoute, y el contragolpe con espacios era la vía más despejada, en teoría, para acercarse a Diego Alves. Pero el Almería asumió pocos riesgos. Arconada no se fiaba y metió a Soriano junto a Juanito para trabar el centro del campo. Al Sevilla, pues, le costó sorprender al Almería a la contra mientras persistió el 0-0.

Virtudes

Planta sus reales sobre la hierba, el rival sabe que el control es suyo y que apenas hay fisuras. Y a partir de ahí, a jugar.

Talón de aquiles

Debió contragolpear más con 0-1.