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Manifestación infantil el día de la Epifanía

  • Más de cinco mil sevillistas se volcaron con Reyes en la presentación con más niños que hubo en Nervión

Ni en sus más iluminadas ilusiones el departamento de marketing que dirige Manuel Vizcaíno pudo imaginar un escenario y un contexto más idóneos para presentar a un jugador. Epifanía significa manifestación en su prístina etimología griega. Aparición, en su evolución latina. Adoración de los Reyes, en el pasaje evangélico que la Iglesia celebra el 6 de enero. En la tradición hispánica católica es simplemente el día de los niños. José Antonio Reyes, apellido de rancio abolengo gitano-andaluz, llenó de infantes la grada de Preferencia. Jamás de los jamases hubo tantos niños en una presentación de un fichaje. Al menos en Nervión, calle Oriente abajo.

Algunos llegaron con el flamante coche teledirigido bajo el brazo. Otros con las nuevas botas o camisetas del Sevilla. Reyes, inigualable émulo de los Magos de Oriente, los concitó a todos, y luego repartió balones entre ellos. A zurdazo limpio antes de ser ayudado hasta por el jefe de prensa en la ardua tarea. 200 pelotas repartió el Sevilla, más generoso que nunca.

Fueron siete minutos de locura en Preferencia, llena con más de cinco mil sevillistas de todas las edades. Nadie permanecía en su asiento. Familias enteras, abuelos, madres..., y demasiado zagalón con gana de guasa. Hubo cánticos contra el Atleti, por retrasar el reencuentro después de ocho largos años, y para Monchi, redimido con motivo de la Epifanía. Pero sobre todo tronó el apellido de José Antonio: "¡Reeeyes, Reeeyes!".

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