Sólo cuatro jugadores, de 22 de partida, habían participado del último Sevilla-Betis. Tres de los locales y uno solo de los visitantes. Reyes, Rakitic y Fazio por el Sevilla. El único verdiblanco presente en el 5-1 de hace un año era Paulao. Quién lo iba a decir, resultó determinante en lo negativo.

Duro y fiable, Paulao lo pasa mal ante delanteras rápidas. El Sevilla le buscó la espalda y se puso por delante en dos minutos. Desde entonces, su pulso con M'bia fue feísimo. En cada falta, en cada balón colgado, brazos volando por parte y parte y agarrones varios.

En seis minutos, Paulao vio dos amarillas y pareció ser el único inexperto en estas lides en lugar de ser el único que ya había vivido lo que es un derbi en campo ajeno. Sus protestas en una falta de Alberto Moreno le hicieron ver la primera. Mala noticia para un central con una hora de juego por delante y su equipo perdiendo.

En apenas cinco minutos vio la segunda. Reyes se le escapó y le tumbó. Nada más caer al suelo Paulao se dio cuenta de su error. Dejó al Betis con diez y perdiendo. Para colmo, Rakitic sacó la falta y Mbia, su íntimo enemigo hasta entonces, remató de cabeza marcando el segundo del Sevilla. En pleno desajuste de marcas por la ausencia del central brasileño, Juanfran perdió el salto con el camerunés del Sevilla y Sara se tragó un remate muy centrado.

Cuando mejor estaba el Betis, llegando poco a poco y con el Sevilla esperando su oportunidad con el marcador a favor, Paulao dejó a su equipo huérfanoy con todo en contra. Demasiado para un jugador de su experiencia.

Enfrente, cuatro de los fichajes marcaban los goles del Sevilla. Si Rakitic y Reyes, los únicos presentes hace un año junto a Fazio –los tres son los que más derbis han jugado en este Sevilla–, llevaron el peso del juego, Bacca, Mbia, Vitolo e Iborra marcaban en su primera cita de máxima rivalidad.

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