Champions League: LEICESTER - SEVILLA | informe técnico

Esto no es para amateurs

  • La técnica individual es devorada por los aspectos de un equipo trabajado.

La pizarra del Sevilla

La pizarra del Sevilla / FUENTE: Elaboración propia. GRÁFICO: Dpto. de Infografía

Hoy los aficionados sevillistas se lamerán las heridas. En los cenáculos coincidirán en que el Sevilla, ponderando la calidad individual de sus jugadores, es bastante mejor que el Leicester. Pero otra historia bien distinta es que los blancos funcionen hoy mejor como equipo que los azules. En Sevilla, los Foxes debieron caer por más goles de desventaja, pero tres semanas después, con la moral revitalizada, llevaron el partido a su terreno por cuestiones físicas, tácticas y anímicas. La técnica es lo principal, pero sin esas tres otras patas, el banco se cae. Como ayer se cayó el Sevilla y con él su más dulce sueño. Si el amateurismo es dejarlo todo supeditado al poder del toque, al instinto de cuidar el balón y tratarlo bien y al espíritu libre, no hay futuro: cualquier rival trabajado te manda a la lona con fútbol de verdad, repartiendo mejor los espacios, jugando más sin el balón, alternando el juego al pie con el juego al desmarque; también conservando el fondo físico para llegar antes al balón; también insistiendo en los penaltis, por ejemplo, y no ir derrotado a lanzarlo. Lo de Nasri también es de amateur, pero eso no es culpa de Sampaoli.

Defensa

Todos, absolutamente todos los enemigos del Sevilla van a buscarlo ya muy arriba porque siempre le hacen daño. Y el Leicester no iba a ser menos. Con mucha más chispa jugador por jugador, todo cayó por su propio peso: en los balones inciertos aparecía casi siempre uno de azul antes que uno de blanco -Vardy antes que Iborra en la falta del primer gol- y lo hacía porque el Leicester, además de estar más fresco de piernas, se distribuía mejor sobre la hierba, provocaba situaciones de dos contra uno. Muy llamativo fue el bajo tono de N'Zonzi, amo y señor de la zona ancha en los primeros meses de la temporada. Llegaba tarde, como los centrales. Ni se anticiparon, ni taparon. Y si no, la perdían en forcejeos. A estos niveles, tenerlo todo tan cogido con alfileres en la retaguardia se paga aunque seas mejor en el plano técnico.

Ataque

Sampaoli apostó por Sarabia de extremo derecho con Mercado por detrás y Escudero desdoblándose con Vitolo en la siniestra. Arriba, Ben Yedder para buscarles la espalda a dos centrales rígidos y lentos. Todo muy bienintencionado sobre el papel. Pero sólo hubo dos jugadas combinativas por abajo: la primera del chut de Nasri tras pase de Sarabia (3') y la del penalti, de Correa a la espalda de Fuchs que caza Vitolo (80'). Casi siempre hubo parsimonia, recreación en el toque por el toque, con Nasri como pernicioso maestro de ceremonias. Fútbol inocuo a un lado y otro, siempre al pie ante la ausencia de movimientos para ofrecerse, intercambio de posiciones, desmarques: trabajo, en definitiva.

Virtudes

No se rindió. Y la suerte le dio la espalda en momentos clave.

Talón de aquiles

Perdió en los apuntes que distinguen a un equipo muy trabajado. Sin oficio, mejor ni salir a la calle.

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