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El fútbol, el juego de la sensibilidad

  • Reyes, como los delfines, percibe del balón ondas invisibles para los demás El fino tacto de la izquierda del utrerano vuelve a ser la referencia de un Sevilla a otro nivel con su presencia

Cuando se observa la evolución de las botas de fútbol desde aquellas recias de suela de madera de los años treinta a las actuales que no son más que un guante para los pies se puede entender que éste es un deporte de sensibilidad, en el que el contacto con el balón juega un papel importante. Algunas sin cordaje, con calcetín integrado que se endurece lo justo gradualmente hasta llegar a la puntera... La tecnología evoluciona para dar al futbolista el mayor control del balón para que su talento aparezca y decida el partido.

El fútbol es acariciar el cuerpo esférico sobre el que gira todo con cualquier superficie de contacto. El exterior es ideal para conducir con velocidad, el interior para el control y para asegurar el pase o el tiro, el empeine total para dar potencia... Todo eso lo sabe un futbolista profesional y mientras más clase tenga mayor será la magia que irradie de su sensibilidad en el contacto, de su relación sensorial con la última parte de sus extremidades inferiores, particularmente en su pierna hábil.

La vuelta de José Antonio Reyes es para el Sevilla como tocar otra vez el balón con la yema de los dedos, como palpar el fútbol de nuevo. Con el utrerano en el campo el equipo de Unai Emery volvió a tener control, pausa y mentalidad, si bien es cierto que la dimensión de su fútbol se agranda mucho más en encuentros como el de ayer, en el Sánchez-Pizjuán y contra rivales poco agresivos y más preocupados de cerrar espacios.

Reyes, ausente desde que el Sevilla volvió a levantar dudas, es el hombre que se ofrece para recibir, para conducir, dar el último pase y ver una pared en un bosque de piernas. El Córdoba sucumbió ante su clase y la de Banega, otro de esos jugadores con un sexto sentido, con una capacidad para recibir, como los delfines, ondas invisibles que irradie la relación espacio temporal del esférico con los restantes componentes del juego. Sólo ellos pueden sentirla y sólo ellos pueden actuar sobre parámetros imperceptibles para los demás. Por ejemplo, en sus primeros años tras su vuelta... tiraba pases al espacio que sus compañeros no entendían ni captaban. Digamos que su cerebro procesa el fútbol a más velocidad.

En los partidos de Liga en los que Emery alineó a Reyes, ya fuera de salida o no (como en su actuación estelar en el 5-1 al Granada), el Sevilla completó una estadística casi perfecta. Nueve encuentros y nada menos que ocho victorias de los blancos, casi siempre a la estela de su estrella. La magia de su zurda abrió el camino a la goleada al Córdoba en un partido parecido al que el Sevilla dominó con comodidad ante el Dépor (4-0). El cabezazo de Krychowiak a la red, el de Carriço al larguero, una genial pared con Vidal, otra con Navarro... Reyes, como la referencia que llegó a ser en este Sevilla Rakitic, dio aire a sus compañeros y, utilizando la cita para ir cogiendo ritmo de cara al duelo con los alemanes del Borussia, se fue a la hora de juego, como en la temporada pasada. Pero con una pequeña diferencia: entonces no era el futbolista líder en que se ha convertido pese a los negros augurios de quienes lo daban por acabado.

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