Liga Europa

Ser grande es esto (2-3)

  • El Sevilla vence al Mönchengladbach también en Alemania con un contragolpe mortífero y se mete en octavos. Con Vitolo en figura, deja fuera a un rival fantástico que encerró al equipo de Emery.

El gol de Iborra en la ida fue oro puro. El Sevilla se metió en octavos de final de la Liga Europa y seguirá defendiendo título después de vencer de nuevo al Borussia Mönchengladbach, esta vez en Alemania, y verse amenazado de verdad apenas en la acción anterior a la justa y tardía expulsión de Xhaka liderado por un Vitolo extraordinario.

Con el inconveniente de perder de nuevo a Pareja, que no se vistió, Emery apostó por Vidal y acertó, pues ya se vio en la ida que era preferible velocidad (Vidal) que técnica (Reyes). Para la contra era necesario tener el balón (Banega) y tener a quien lanzarla (Vitolo y Vidal), y el Sevilla enseñó los dientes desde el principio a un rival que, en justicia, hizo más que suficiente en los dos partidos para haber superado la eliminatoria. Dará que hablar este Gladbach que encerró al Sevilla todo el partido, más aún desde que a las 8 minutos Bacca superase a Stranzl y metiera dentro un centro perfecto de Vidal, quien recuperó en campo propio y jugó para que Banega recorriera campo y le abriera en ventaja.

Panorama soñado. 0-1 nada más comenzar. Sumado al gol de Iborra abría unas perspectivas fantásticas para un Sevilla demasiado parecido en sus dificultades defensivas al de Anoeta pero mucho más decidido cuando conseguía cruzar al campo contrario, extraordinariamente desplobado de efectivos locales.

De hecho, el M'Gladbach situaba a sus centrales diez metros dentro del campo sevillista, de manera que aculó sobremanera a Iborra en apoyo a los centrales y empujó a los laterales visitantes condenándoles a proyectarse lo mínimo. Así, aunque Banega retenía la pelota y era un peligro para lanzar la contra, la línea de tres cuartos del Sevilla se quedaba en inferioridad con Krychowiak también pendiente de apagar los fuegos que originaban Kramer, Xhaka y cía, con lo que cualquier rechace iba a parar a los alemanes y el asedio era por momentos absoluto.

Encima, el Mönchengladbach tiene tanto talento como letras en su nombre y un centro colgado lo baja Kruse en el lado de Diogo, Herrmann devuelve de tacón a Xhaka y el talentoso suizo bate por bajo y por el centro a Sergio Rico, algo tapado, rozando el minuto 20. 1-1 no es lo mismo que 0-0 cuando juegas fuera, ni mucho menos, y no digamos con un 1-0 a favor de la ida.

Así que el Sevilla sigue a lo suyo, demasiado atrás porque el rival le empuja con agresividad y también con fútbol pero proyectando bien la contra. Krychowiak recupera como puede, Bacca se cae pero estorba, Vidal en corto para Vitolo aún en campo propio, el canario se tambalea, se rehace, recorre todo el campo rival perseguido por una legión, engaña a Domínguez y bate colocado y arriba a Sommer. Golazo en el 26 que vuelve a poner en órbita a un Sevilla letal a la contra.

De tanto achuchar, los alemanes se encuentran un regalo en forma de rebote que Hazard no desaprovecha y empata al filo del 30. Pero claro, 2-2 tampoco es lo mismo que 0-0, y menos con el gol de Iborra en Nervión.

Tres minutos (¿?) de descuento, segunda amarilla perdonada a Xhaka y pausa para coger fuerzas y replantear la situación, que aún queda y el Borussia presiona desde el minuto 8 como si fuera el 88.

Justo tras la pausa, Vidal deja solo a Bacca, a quien Sommer impide lograr el tercero. Llegan los peores minutos del Sevilla, muy muy atrás y tremendamente superado en el centro del campo, con Banega ya incapaz de retener el balón como antes porque le rodean como las tropas de Napoleón. Kruse, en un arrastre de Herrmann a los centrales, tira al larguero y Emery ya no espera. Con Vidal totalmente solo perdiendo de nuevo el mano a mano con Sommer va a entrar M'Bia para corregir el asedio.

Es el cambio lógico, se va Banega, pero quien va a hacer el cambio bueno de verdad es Xhaka, que pierde los estribos definitivamente y ve la segunda amarilla como podía haber visto la cuarta. Ojo que esto ocurre un minuto después de que el propio M'Bia pudiera hacer penalti a Kruse. El M'Gladbach con diez a veintitantos del final y con todo el trabajo por hacer aún, demasiado para superar a este Sevilla por mucho que Hazard lanzara al palo tras recoger un rechace de Rico a tiro lejano de Traore.

El Sevilla ya decanta todo a su favor con un equipo local físicamente tocado y mentalmente agotado y una penetración de Diogo da lugar a una segunda jugada en la que Tremoulinas (los dos laterales, fíjense si había cambiado el juego) centrase e Iborra rematara solo al larguero. Enseguida, el recién entrado Gameiro deja solo a Vitolo a la contra y el canario en carrera vuelve a batir a Sommer para que el Borrusia Mönchengladbach se entregase después de haber dado una sensación extraordinaria en los dos partidos.

Pero este Sevilla aún es el campeón del torneo, tuvo en Alemania a un jugador que recordó en sus contras de largo recorrido y en su definición de fenómeno al mejor Signori (en diestro, claro) y aguantó como pudo el asedio para jugar sus cartas con cabeza y perspectiva. Y con el gol de Iborra, claro. Que un 1-0 en Europa es un resultado mucho más difícil de remontar de lo que pudiera parecer. El Sevilla lo utilizó. Y acertó.

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