El Sevilla, en el punto final de su estancia en La Manga, se encontró con un sucedáneo de lo que le espera a partir de ahora en los bolos de verano, que han pasado en unos años de empezar con la Roteña o el Cartaya a encontrarse con equipos como el correoso Alcorcón. A partir de ahora, los contrarios ya son palabras palabras mayores. El Werder Bremen -casi nada- será la próxima piedra de toque y la prueba de ayer, en la que los de Emery comprobaron que cada balón dividido es oro ya, es un aperitivo con empate que no viene del todo mal.

Primero, porque no queda otra que elevar progresivamente el nivel, con la aportación de los que aún quedan por debutar (Rami, Konoplyanka, Kakuta, Escudero y Mariano) para que el equipo vaya cogiendo el ritmo de crucero con el que llegar a Tiflis. Y segundo, porque el que se duerma no tiene sitio. El ucraniano, al que hay ganas de ver, tendrá que esperar para enfundarse su nueva camiseta.

El empate en el Pinatar Arena no tiene ninguna trascendencia, también porque fue un partido de mucho contacto, como se esperaba por la trayectoria del Alcorcón la temporada pasada, y también porque el Sevilla está en pleno proceso de arrancada. Pero sí anima al personal a ponerse las pilas. Dejó, eso sí, improntas interesantes, como las buenas hechuras que sigue desprendiendo N'Zonzi. Sin llegar a parecerse, el francés recuerda a Kanoute por su alargada figura y por algunos movimientos. Elegantes y eficientes giros, cambios de pierna con el balón muy mecanizados y un espectáculo en los balones aéreos. Es otra posición, no usa el pecho como el franco-malí y mete miedo con sus arrancadas en la presión y al atacar el robo, siempre con el pie por delante. Un lujo de jugador que cada vez tiene mejor pinta en este Sevilla.

Immobile, que jugó esta vez los primeros 45 minutos, dejó más sensación de peligro que en Lorca. Cuando físicamente mejore su presencia se hará notar más. Actuó junto a un Juan Muñoz que se juega mucho y que, de momento, tuvo el gol de cara al aprovechar la picardía con que su paisano Reyes sacó una falta desde la derecha.

Fue un partido feo, con roces y fricciones y en el que el Alcorcón no dejó espacios y en el que en la primera parte la empanada de algunos (como Krychowiak) no dejó dominar la situación al equipo de Emery como éste hubiese querido. Krohn-Dehli apenas pudo dejarse ver en acciones a balón parado, en las que el polaco puso un cabezazo en el larguero, Denis Suárez demostró otra vez que ha llegado con una marcha más y Gameiro puso pundonor ante un bosque de piernas, pues el Alcorcón defendió muy replegado.

Esas desaplicaciones que corregir, en las entregas, en las coberturas, en los terrenos equivocados en la presión... dieron aire al equipo de Juan Ramón Muñiz, que se adelantó en un balón horizontal por la izquierda que remató Nierga con ciertas dudas por parte de Sergio Rico. El empate llegó en la segunda parte, en la que Reyes y, sobre todo, Denis metieron más ritmo y los delanteros estuvieron más acompañados, por Tremoulinas por ejemplo. Atrás, poco que reseñar: solventes Carriço y Kolodziejczak, con clase en los pases.

Queda verano, pero el sevillista, por la entidad de los rivales, ya sabe que tiene que acostumbrarse a pruebas duras y olvidarse de goleadas de otrora ante equipos de pueblo. Eso fue en Lorca para el despegue. Esto es otra historia.

Ficha técnica:

1 - Sevilla: Sergio Rico, Coke, Carriço, Kolodziejczak, Matos, Krychowiak, Krohn Dehli, Vitolo, Juan Muñoz, Cotán e Immobile. También jugaron Beto, Trémoulinas, Reyes, Iborra, Denis Suárez, N'Zonzi, Gameiro, Carmona y Martínez.

1 - Alcorcón: Falcón, Carlos Rodríguez, Rubén Sanz, Mayor, Bellvís, Fausto, Nierga, Óscar Plano, Ramiro, Víctor Pastrana y Nagore. También jugaron Dani Jiménez, Fede, Fernando, Razvan, David Rodríguez, Antonio Martínez, Álvaro Rey, Sergio Guardiola, Dani Toribio, Adrián y Campaña.

Goles: 0-1, M.26: Nierga. 1-1, M.53: Juan Muñoz.

Árbitro: Alfonso Melgares de Aguilar. No mostró ninguna tarjeta.

Incidencias: Partido amistoso de pretemporada que se disputó en el complejo Pinatar Arena, en la localidad murciana de San Pedro del Pinatar, ante unos 3.000 espectadores que llenaron sus gradas.