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Un punto de inflexión a tiro

  • Nuevos aires El Sevilla, con la autoestima recuperada tras el reencuentro con el triunfo, busca en Valencia otra inyección de confianza Trascendencia El partido puede marcar el devenir del equipo de Míchel hasta el final de la temporada

Cita trascendental para el Sevilla de Míchel ante el equipo que lidera la denominada Liga de los demás. El conjunto nervionense visita al Valencia en Mestalla y lo hace con la esperanza de haber recuperado la senda de los triunfos, de poder pelear de tú a tú contra el supuesto máximo rival al principio de la temporada, que otra cosa ha sido con el transcurrir de ésta. Pero el triunfo frente a Osasuna parece que ha cambiado muchas cosas en esta plantilla y ya nadie descarta nada de manera anticipada.

No se trata de vender humo, ni muchísimo menos, pues en el seno del Sevilla aún existe la preocupación lógica por el calendario que se avecina y por la necesidad de puntos que tiene el equipo en estos momentos, pero el viento parece que ha virado para bien de quienes sienten en sevillista. Si hace sólo diez días el panorama se atisbaba no oscuro sino negrísimo, ahora parece que se ha encendido la luz de la esperanza. Ha bastado para ello con que el equipo, por fin, ofreciera un buen rendimiento ante Osasuna y, por supuesto, con que adicionara tres puntos a su casillero clasificatorio después de ocho partidos ligueros sin haberlo conseguido.

Eso, evidentemente, ha redundado de manera positiva en la confianza de un grupo de futbolistas que tiene calidad para moverse por otras zonas de la clasificación. Por ejemplo, si Rakitic era dos jornadas antes, después de la derrota que condujo a Marcelino al despido ante el Villarreal, poco menos que un apestado, siempre en términos futbolísticos, ahora su entrenador lo piropea sin cesar por el juego que desarrolló contra Osasuna. Y no le falta razón a Míchel para ello, pues el suizo demostró que no se le ha olvidado jugar al fútbol, que es capaz de mover al equipo a la velocidad a la que sólo lo hacen quienes tienen muy claras sus ideas.

Es sólo un ejemplo de la metamorfosis que ha supuesto en la plantilla ese reencuentro con el triunfo. Hay más casos, como el propio Kanoute, que se pareció al de sus buenos tiempos con la diferencia de que le cuesta más llegar al remate si se mueve en posiciones más retrasadas, o como el mismísimo Palop, que se convirtió en una pieza clave para el triunfo con dos intervenciones providenciales. Una pieza detrás de otra y se alcanza la conclusión de que este Sevilla puede, y debe, dar muchísimo más de lo que ha ofrecido hasta el momento.

El problema, sin embargo, es que en el otro rincón no estará un buen cliente, ni muchísimo menos. El adversario al que debe derrotar el Sevilla para confirmar que ha salido del profundo bache en el que estaba metido es ni más ni menos que el Valencia de Unai Emery, el equipo más regular de los que juegan esa otra Liga. Los anfitriones en la tarde de hoy, con un horario incluso que es ideal para los partidos de fútbol, se instalaron bien pronto en la tercera plaza de la clasificación y ahí siguen, con un buen colchón de puntos de ventaja y hasta llegaron a soñar con la posibilidad de un zarpazo al Barcelona hasta que Messi y compañía se encargaron de despertarlos de golpe de ese estado onírico hace apenas siete días.

Por ahí sí puede rascar algo el Sevilla, pues en Valencia sentó a cuerno quemado la goleada sufrida en el Camp Nou, básicamente por la desidia mostrada por algunos de sus futbolistas. Si los blanquirrojos son capaces de mostrarse sólidos durante un periodo prolongado en el tiempo, sin duda pueden tener opciones para protagonizar una campanada que supondría la confirmación de que vuelven a correr buenos tiempos para ellos. A esa idea se ha entregado un Míchel que se ha llevado toda la semana mentalizando a los suyos para que salgan desde el principio a por todas, para que desarrollen un fútbol ofensivo que los pueda conducir hasta el triunfo. Después habrá que ver si lo trabajado se confirma en el día clave, que es lo único importante.

Para conseguirlo, el técnico parece que no se va a guardar nada y que apelará a un equipo bastante parecido al que le funcionara frente a Osasuna, es decir, que el Sevilla saldrá a Mestalla con cuatro delanteros y con Rakitic por detrás. ¿Demasiado desequilibrado el equipo? En teoría, sí, pues el Valencia es un rival fuerte y puede dominar perfectamente la zona en la que se genera todo, el centro del campo, con dos hombres en las bandas que sí ayudan muchísimo más ahí. Pero la cuestión es comprobar si Kanoute vuelve a enlazar las líneas, si Rakitic se multiplica, si la zaga es capaz de dar un paso adelante, si Jesús Navas y Reyes desequilibran desde las bandas, y no sólo en las bandas, si Medel se encarga de tapar al rival... Muchas cosas tienen que suceder al mismo tiempo en Mestalla, pero ahora el Sevilla sí se ve capaz de conjugarlas a la vez.

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