El destino ha querido que Ramón Sánchez-Pizjuán Fernández viva en la actualidad a escasos metros de donde el 28 de octubre de 1956 la muerte cogió por sorpresa a su tío, Ramón Sánchez-Pizjuán y Muñoz, en la calle Álvarez Quintero. Ramón, el sobrino, participó en el acto con su hijo, Ramón Sánchez-Pizjuán Rosset, sobrino nieto del recordado presidente. Y estaba por ello emocionado y feliz.

"Estoy orgullosísimo y encantadísimo. Él se lo merecía, porque tenía una categoría humana impresionante, aparte de su sevillismo. Donde quiera que esté mi tío, estará muy orgulloso del Sevilla actual, porque es un Sevilla grande, que es lo que él siempre había querido", recordaba ayer.

A sus 70 años, mira hacia atrás con una nostalgia que casi le impide enhebrar las palabras. Ramón, el sobrino, rememoraba sus tiempos mozos, cuando su tío compartía domicilio con su padre: "Viví con él muchos años en la calle Moratín número 1, que es donde tenía su despacho y donde estaba el domicilio familiar. Como era soltero, vivía con mi padre, pero nosotros fuimos creciendo, y él alquiló un piso en la calle Álvarez Quintero número 22, donde están los Almacenes Peyré. Y allí murió". Dentro de 13 se cumplirán 53 años de aquel día que conmovió a Sevilla y al sevillismo. "Yo fui el socio infantil número uno del Sevilla -seguía recordando-. Después, tuve que dejar de ser socio porque por mi trabajo he estado mucho tiempo fuera, viajando. Ya retirado, he vuelto de forma rotunda. Ahora vengo al campo siempre, y grito y todo", afirmaba de forma expresiva.