Real madrid-sevilla

La trampa luce pero sin maldad se queda a medias (2-1)

  • El plan de Emery con Iborra pone en jaque al Real Madrid en el Bernabéu pero dos errores dejan sin premio un gran planteamiento. El Sevilla acabó encerrando a un rival que pidió la hora tras el gol de Aspas.

Gran Sevilla en el Bernabéu. Sin puntos y con un parte de bajas amplio, pero por fin el Sevilla de Emery dio una impresión de equipo grande ante un grande. Ante uno de esos que juega otra Liga y que, en realidad, no está al alcance. Emery puso en jaque al campeonísimo con la posición de Iborra, muy al estilo del Kanoute de Juande solo que sin tener que bajar veinte balones bombeados. Sólo las evidentes diferencias entre ambos privaron al Sevilla de dar un campanazo...

La primera parte del Sevilla fue, quizás, la mejor del campeonato. Intenso, agresivo dentro de lo razonable, valiente y decidido. Pero sin gol. Presionando arriba, comiéndose el centro del campo del Madrid con el muelle de Iborra y progresando con nitidez por las alas. Susto de los gordos de la complaciente afición merengue, resuelto en parte por dos errores fatales del Sevilla.

Dos tiros entre los tres palos del Madrid fueron suficientes para que la bola extra se pusiera casi inalcanzable. Vitolo, Iborra, Krychowiak, otra vez Vitolo... Los primeros veinte minutos largos son antológicos, emborronados únicamente por un fuera de juego mal tirado por Kolodziecjzak que permitió a James marcar cómodamente y por el centro mientras Beto desprotegía su portería de mera inercia. Apenas 12 minutos y el Sevilla había perdido una gran ocasión de Vitolo en el 2. Lejos de descomponerse, el canario ve la ruptura de Iborra y éste regatea a Casillas para rematar al palo. A continuación, un córner lo cabecea Krychowiak solito y sale fuera por poco. A Vitolo le puede la impaciencia y remata forzado en el área facilitando el despeje de Casillas. Iborra distorsiona al Madrid pero al Sevilla le falta meterla. Y meterla lo es (casi) todo.

Ocurre que Benzema entra como un pulpo en un garaje a un balón claro de Beto y el portero del Sevilla acaba en el hospital. Sin tiempo de nada, Bacca yerra el pase en una salida clara y el Madrid monta de la nada una contra de Isco que Benzema convierte en un pase de gol a Jesé. Dos goles sin hacer gran cosa el Madrid. Cero goles disfrutando el Sevilla.

Ahí sí que acusa el golpe el Sevilla, Benzema puede hacer el tercero pero también el Sevilla acortar si el árbitro ve un manotazo de Arbeloa a Bacca en un salta al borde del área. Penalti a todas luces que no se cobra y el descanso permite recomponerse a un Madrid que ya ha perdido a Sergio Ramos nada más empezar y a James mediado el acto.

A la vuelta el Sevilla ya no es el de antes y corre el riesgo de ser aplastado. Quizás por ello aprieta demasiado en las entradas, algunas a destiempo, y se le baja la moral. Carriço, Vitolo y Aleix Vidal no estarán en Getafe el domingo por sanción (y seguramente Beto tampoco por el trompazo de Benzema). Jesé tira al palo, Deulofeu entrega la camiseta y Sergio Rico evita un gran gol de Isco. Todo en un casi nada.

Pero el Sevilla levanta la cabeza e Iborra hace recordar a Kanoute una y otra vez... por lo que les diferencia. En colocación, influencia en el juego y capacidad de generar peligro, cerquísima. El remate, ay amigo, eso es otra cosa y el valenciano casi despeja en boca de gol un gran centro de Navarro, quien por cierto se libró de la expulsión varias veces.

El Madrid se conformó, pero el Sevilla no. Vitolo se desquitó de su absurda tarjeta con una penetración de etiqueta que Iago Aspas reventó dentro. Diez minutos y un sueño por delante: demostrarse a sí mismo que podía desmontar del caballo a un rival a años luz. Diez minutos con el Madrid encerrado y el Sevilla rondando la gesta. No hubo puntos para el Sevilla, que sí dejó en el Bernabéu la estela de un gran equipo.

  

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