Sociedad

El Empire State celebra su 80º aniversario

  • Hace mucho que dejó de ser medida de referencia, pero sigue siendo todo un clásico y tal vez el más famoso de su especie.

Tiene 80 años, pero gracias a las innumerables películas que lo convirtieron casi en una estrella de Hollywood sigue recibiendo a diario la visita de miles de fans de todo el mundo. De aspecto anguloso, hace mucho tiempo que dejó de ser medida de referencia, pero sigue siendo todo un clásico y tal vez el más famoso de su especie: el Empire State Building, que durante décadas fue el rascacielos más alto del mundo y una de las construcciones más famosas del planeta, cumple 80 años.

El 1 de mayo de 1931, el entonces presidente de Estados Unidos Herbert Hoover lo inauguró oficialmente. Aun cuando Hollywood no hubiese dejado que el gorila King Kong trepara hasta su cumbre, el Empire State Building sería igualmente famoso. Para eso fue construido: estaba destinado a convertirse en el edificio más alto del mundo. "Bill, ¿cuán alto podrías construir un edificio sin que se caiga?", había dicho el inversor John Jakob Raskob al arquitecto William Lamb. Se acordó una altura de 320 metros, mucho mayor que cualquier otro edificio en Nueva York y en todo el mundo.

Pero apareció el edificio Chrysler, que según lo anunciado iba a medir 282 metros. Entonces, el Bank of Manhattan decidió aumentar en dos pies la altura de su proyecto: 282,60 metros. En el último momento, sin embargo, el arquitecto William van Alen coronó el edificio Chrysler con una aguja, que no sólo lo convirtió en el rascacielos tal vez más bello del mundo, sino ante todo en el más alto: 319 metros.

Así las cosas, Raskob no podía tener en el Empire State Building sólo un metro más de altura. Se revisaron los planos y sobre lo construido, un simple bloque con algunas salientes, se colocó un segundo bloque. La torre sobre la torre dotó al edificio con el récord de altura de 381 metros. La antena, que le fue instalada unos 20 años después llevó la altura total a unos 444 metros. Pero eso ya no era importante. Lo decisivo es que el Empire State Building era entonces el edificio más importante del mundo. Y aunque los récords se superan actualmente pasados unos pocos años, éste se mantuvo hasta 1972, hasta la construcción del World Trade Center.

Otra marca que actualmente pasa desapercibida es la impresionante velocidad a la que el Empire State Building fue construido. Tras la demolición del viejo Hotel Waldorf Astoria en la intersección de la Quinta Avenida y la calle 33, la construcción de estilo art deco avanzaba a diario, cada hora, cada minuto. En septiembre de 1930 se levantaron 14 pisos en sólo diez días. Eso fue posible porque muchas partes estaban prefabricadas y el trabajo de los 3.500 obreros se planificó con rigurosidad militar. El gigantesco edificio estuvo listo en menos de 14 meses. El precio del éxito: 14 trabajadores perdieron la vida. En comparación, ningún obrero murió durante la construcción del edificio Chrysler.

Pero cuando el entonces presidente de Estados Unidos Herbert Hoover encendió el 1 de mayo de 1931 desde la Casa Blanca en Washington las luces del Empire State Building, era un Empty State Building, un edificio vacío, porque durante su construcción se registró una crisis económica mundial. Mientras que en los cuatro años anteriores casi se duplicó la superficie de oficinas en Manhattan, las oficinas estaban ahora vacías, también en el edificio más alto del mundo. Además, ningún globo aerostático podía amarrarse en el techo, como habían prometido los arquitectos. Había demasiado viento allí arriba, como puede comprobar todo turista que suba a ver las vistas.

En 1933, el rascacielos fue escenario de la exitosa película King Kong. Al igual que el gigantesco gorila en el filme, decenas de personas se tiraron desde el edificio, y el primero incluso antes de que la obra estuviera finalizada. Hace tiempo que hay rejas que cierran el paso a todos aquellos que pudieran estar cansados de la vida y que de paso obstaculizan la vista panorámica a los turistas. Cada año más de un millón de personas acude a visitar el edificio. Tras pagar 20 dólares, pasar un control de seguridad, esperar durante horas y subir en un atestado ascensor, el visitante se ve recompensado con una vista impresionante de Nueva York. Y algunos hasta suben a pie los 1.600 escalones.

Hay muchas historias que contar sobre el Empire State Building. Como la del bombardero que se perdió por la densa niebla en 1945 y se estrelló en el piso 80, causando la muerte de 14 personas. O la de una mujer suicida, que en 1979 fue llevada por una ráfaga de viento hasta un resalto y sobrevivió. O la del palestino que en 1997 mató a siete personas.

En cuanto a la luz de la torre, cambia permanentemente. Es roja y verde en Navidad, multicolor en Pascua y naranja durante Halloween. Para la reina Isabel tomó colores dorados y para Alemania negro, rojo y dorado. Una vez, en 2004, las luces quedaron apagadas durante 15 minutos: en recuerdo a Fay Wray, la protagonista de King Kong, que murió con 96 años.

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