Sociedad

Filipinas apenas levanta cabeza

  • La ayuda humanitaria empieza a distribuirse en las zonas más devastadas por el tifón, pero la atención médica sigue bajo mínimos y los cadáveres se acumulan en las calles

La cifra oficial de muertos tras el paso del tifón Haiyan por Filipinas sigue subiendo -ya son 3.621- mientras ocho millones de damnificados intentan sobreponerse sin apenas de atención médica, aunque al menos la ayuda humanitaria ya empieza a llegar a las zonas más castigadas.

Los vecinos de Tacloban, que quedó arrasada, sufren aun la precariedad de los servicios sanitarios debido a su practica destrucción, lo que dificulta el tratamiento médico y psicológico de las víctimas en la región central de Filipinas.

En la puerta de uno de los principales centros médicos de la ciudad, el Bethany Hospital, un enorme cartel de cerrado indica que no está operativo, por lo que la asistencia sanitaria en la ciudad es muy limitada.

En el aeropuerto, una larga cola de personas espera a ser atendida en un centro médico improvisado, mientras que los marines de EEUU intentan ayudar atendiendo a algunas personas en la pista del Daniel Romualdez.

Una víctima de esta escasa atención médica es Mary Grace Golondrina, que junto a los familiares que han conseguido sobrevivir se refugia en una estructura de hormigón de la que ha quedado poco más que las paredes.

La joven, con importantes cortes en la cara y heridas en las piernas, cuenta que en el hospital al que acudió se limitaron a limpiarle las heridas, pero que poco más pudieron hacer.

"En el hospital no me dieron ningún tipo de medicinas. Me dijeron que no tenían nada, que no les quedaba nada, así que tuve que volver a casa con las manos vacías", explica Mary Grace.

Los servicios del Ministerio de Sanidad y equipos de bomberos venidos de todas partes del país tratan de evitar que se desaten epidemias con la recogida constante de cadáveres que todavía, una semana después del tifón, se acumulan en las escasas calles transitables de la ciudad.

Mientras que los bomberos van metiendo a los cadáveres en bolsas del Ministerio de Sanidad, enormes camiones se pasean por las calles y van amontonando en su interior el gran número de víctimas mortales ante la mirada despreocupada de los supervivientes, ya acostumbrados a convivir con la muerte.

La asistencia a las víctimas se reforzó ayer con la llegada de militares y especialistas de varios países, entre ellos España, que empiezan a llevar la ayuda humanitaria a las zonas más castigadas. Un equipo médico de 40 personas llegó ayer y hoy se unirá a seis expertos que ya se encuentran en la zona afectada, asegura Vicente Sellés, coordinador general de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) en Filipinas.

La llegada de marines estadounidenses mejora la distribución de ayuda. "Están aterrizando helicópteros cada minuto, que llevan paquetes de ayuda", dijo un portavoz. El portaaviones USS Washington, con 5.000 soldados y 80 aviones, echó ayer el ancla ante las costas de Samar, donde tocó tierra Haiyan el viernes.

La seguridad ante los saqueos es otro de los problemas más acuciantes, sobre todo en las islas de Samar y Leyte.

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