Sociedad

Miguel Ricart pasa su primer día en libertad sin saberse dónde rehará su vida

  • El único condenado por la muerte de las tres niñas de Alcàsser asegura ser "un cabeza de turco" y dice que lo que le hicieron a esas niñas "no tiene perdón de Dios".

Miguel Ricart pasa su primer día en libertad, después de más de veinte años en prisión por secuestrar, violar y asesinar a las tres niñas de Alcàsser (Valencia), con la incógnita de dónde podrá rehacer su vida, pues en su tierra, Valencia, nadie parece dispuesto a recibirlo. La Audiencia de Valencia ordenó el viernes la inmediata puesta en libertad de Ricart, después de deliberar durante varias horas sobre la incidencia que pudiera tener sobre el único condenado por el crimen de Alcàsser la decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de derogar la doctrina Parot.

A las 17:39, con la cabeza cubierta con un pasamontañas y vestido con una sudadera blanca, salió de la prisión de Herrera de la Mancha (Ciudad Real), donde ha estado recluido desde que fue detenido en 1993, al día siguiente de que fueran encontrados los cuerpos de Miriam, Toñi y Desirée. En la puerta de la prisión no le esperaba nadie, salvo un nutrido grupo de periodistas, a cuyas preguntas se negó a responder y a quienes trató de esquivar, mientras era acompañado por la Guardia Civil hasta el taxi que desde minutos antes le esperaba.

Ricart se dirigió desde allí a la estación de Manzanares (Ciudad Real), donde cogió, según fuentes de la Policía Nacional, cogió el primer tren que pasaba, en dirección a Jaén, aunque decidió bajarse en la estación de Linares-Baeza. Allí, lo esperaba un coche con dos personas y se dirigió hacia Madrid. En declaraciones al programa Espejo Público, de Antena 3, que esta cadena emitirá en exclusiva en lunes, Ricart ha asegurado ser "un cabeza de turco" y ha afirmado que lo que le hicieron a esas niñas "no tiene perdón de Dios".

Ricart, que ha pasado 21 años en prisión, fue detenido en enero de 1993 y condenado a 170 años de prisión por el secuestro, violación y asesinato de las tres menores, que fueron encontradas por dos apicultores en una casa abandonada del paraje de La Romana 75 días después de su desaparición. En el juicio, celebrado en 1997, se desdijo de su primera inculpación en unos hechos por los que aún se busca a su amigo Antonio Anglés, considerado el autor material de este crimen, y en la cárcel ha defendido la versión de que él no mató a las niñas, algo que mantiene también fuera de ella.

En enero de 2011, el Tribunal Supremo confirmó la decisión de la Audiencia de Valencia de que Ricart saliese de prisión el 19 de enero de 2023 en aplicación de la doctrina Parot, pero la derogación de esta doctrina ha adelantado en casi diez años esta salida. La Abogacía del Estado ha anunciado que recurrirá el lunes la excarcelación de Ricart, mientras que la Asociación Clara Campoamor, personada en el caso como acusación popular, ha asegurado que aprovechará "cualquier resquicio" para recurrirla.

Por su parte, la Fiscalía remitió un escrito a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, tanto a la Policía Nacional como a la Guardia Civil, en el que les comunica que adopten las "medidas oportunas" para "prevenir la comisión de nuevos hechos delictivos y proteger adecuadamente a las posibles víctimas de los mismos".

Miguel Ricart ha sido tildado de agresivo, antisocial y narcisista, y aunque no tiene ningún trastorno mental de tipo psicótico, sí raya el límite de la psicopatía. Ha pasado la mitad de su vida en la prisión de Herrera de la Mancha, donde se le concedió un segundo grado que fue anulado después de que el fiscal lo recurriese por considerar que era un sujeto "agresivo y antisocial" que tenía altas posibilidades de reincidencia. Ahora está en libertad y a pesar del cambio físico que ha experimentado por el paso de los años, no tendrá fácil rehacer su vida con un apellido que gran parte de la sociedad española vincula con uno de los sucesos más macabros de este país.

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