Sociedad

Rouco ofrece diálogo al Gobierno

  • El retorno del cardenal de Madrid a la presidencia de la Conferencia Episcopal es el triunfo del sector conservador de la jerarquía · El nuevo presidente de los obispos dice que buscará "el bien común"

El cardenal y arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, de 71 años, elegido ayer nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), ofreció la colaboración leal de los obispos a "la autoridad política" bajo el principio del bien común, durante su primera comparecencia pública tras su elección. El cardenal, que salió elegido en primera votación frente al hasta ayer presidente Ricardo Blázquez, obispo de Bilbao, por dos votos de diferencia, recalcó que el cargo tiene la "categoría de servicio", y se trata de un trabajo adicional al que los obispos tienen pastoralmente al frente de sus diócesis respectivas. Se trata, pues, de "un sacrificio más, un servicio a la CEE y a los obispos", porque el presidente, explicó, "no es la cabeza del episcopado" ni "el jefe de los obispos", ya que la relación jerárquica de los prelados se establece directamente con el Papa, y la función del presidente de una conferencia episcopal es el servicio en la comunión de los obispos.

Rouco, que ocupa este cargo por segunda vez (lo hizo entre 1999 y 2005), quiso mantener un breve contacto con los medios informativos (acompañado por el secretario y portavoz de la CEE, el recientemente nombrado obispo auxiliar de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino, y del responsable del departamento de comunicación, Isidro Catela) y se mostró sorprendido y agradecido por la expectación despertada.

Prácticamente rodeado por las cámaras de televisión, gráficos y periodistas que llenaban la sala de prensa e impedían el paso por los pasillos de la misma, el presidente inició su comparecencia -sin permitir preguntas- expresando su "asombro y agradecimiento porque la renovación de los cargos de la CEE y la elección de su presidente haya tenido este eco tan importante en los medios de comunicación".

De los 77 votos posibles Rouco obtuvo 39 (el mínimo necesario) frente a los 37 de Ricardo Blázquez; un voto fue para Antonio Cañizares, cardenal primado y arzobispo de Toledo y hasta ahora vicepresidente de la Conferencia. En la votación para vicepresidente de la CEE fue elegido Ricardo Blázquez con 45 votos, frente a los 29 que obtuvo Cañizares; dos, Carlos Osoro, arzobispo de Oviedo, y uno para el cardenal y arzobispo de Barcelona, Lluis Martínez Sistach.

Rouco dijo también que las funciones de su cargo son dar testimonio cristiano y fomentar el diálogo con la sociedad y la cultura. Rouco resaltó la importancia de la "caridad" que cada obispo obre en la comunión y fraternidad, "de tal manera que se nos note a todos mejores". El cardenal finalizó su comparecencia afirmando que otra función de la CEE y de sus obispos es "la colaboración leal con la autoridad política, pensando en el bien común". Y explicó que en las relaciones con la comunidad política y autoridades la Iglesia católica se guía siempre por los documentos esenciales del Concilio Vaticano II.

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