Educación

La locura de enseñar física

  • Walter Lewin se convirtió hace unos años en un fenómeno de internet gracias a su forma de impartir clase en el MIT. “Hay profesores que piensan que lo importante es dar mucha materia: se equivocan”, asegura.

El astrofísico Walter Lewin se ha convertido en una celebridad mundial por sus clases prácticas de física, que acumulan millones de descargas en la red. Este profesor, nacido en Holanda hace 75 años, ha impartido clases en el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusets (MIT) desde 1966, y visitó esta semana Barcelona para dar una conferencia con motivo de la edición de su libro Por amor a la física (Debate).

El profesor Lewin muestra a cada pregunta que sigue apasionado por la ciencia y por su divulgación, lo que le llevó a revolucionar la enseñanza de la física con demostraciones prácticas en las que él mismo actuaba como conejillo de indias y en las que aparentemente arriesgaba su vida. Pero aclara que, cuando dejaba que una bola de acero colgada de un péndulo se acercara a unos centímetros de su mentón o que una corriente de 300.000 voltios fluyera por su cuerpo, más allá de introducir un poco de "drama" en la clase, "sabía lo que estaba haciendo, porque quizás esté un poco loco", pero no es "un idiota".

Estas clases fueron grabadas y empezaron a ser difundidas en internet desde 2003, primero con acceso restringido y a partir de 2007 de forma abierta, lo que disparó su popularidad. Actualmente las grabaciones registran unos dos millones de descargas al año. "Ahora me veo obligado a ponerme un bigote para que no me reconozcan por la calle", bromea el profesor, uno de los pioneros en la investigación de la astronomía de los rayos X, que cuenta entre sus fervientes seguidores al fundador de Microsoft, Bill Gates.

Walter Lewin no tiene reparos en afirmar que, con el planteamiento de sus clases, cambió la vida de sus estudiantes: "les hice mirar al mundo de una forma como nunca antes habían mirado, y lo que es más importante, cambié totalmente el modo en el que veían sus vidas".

Eso se extendió a muchas de las personas que siguen sus clases por internet, a los que contagió su "amor por la física, y eso es para el resto de sus vidas". Lewin señala que tiene alumnos de 1972 que aún le escriben cartas en las que recuerdan que les hizo contemplar el mundo de forma diferente, y declara que para un estudiante lo que cuenta no es lo que hace en la clase, sino lo que descubre fuera de ella. "Desgraciadamente, hay muchos profesores con poca experiencia que piensan que lo que cuenta es dar mucha materia dentro de la clase, y eso es un gran error, porque lo que no muestras dentro de la clase sirve para toda la vida", concluye .

Conversar con Lewin sobre astronomía es sumergirse en el vértigo de unos conceptos y dimensiones casi inabarcables para la mente. Más allá de nuestro propio universo observable, remarca el astrofísico, "ahora creemos que el número de universos puede ser infinito y que el nuestro es sólo uno de ellos". Preguntado por si piensa que sólo existe vida aquí, defiende que no, pero advierte que "solo es una creencia», ya que es indemostrable, si bien imagina que en el universo "debe de haber formas muy diferentes de vida".

 

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