Sociedad

El 'violador del búho' pide perdón a sus víctimas

  • El acusado por agredir a 18 mujeres se opone a la aplicación de la 'doctrina Parot' y reclama que se le someta a tratamiento psicológico.

Isaac P.C., conocido como el violador del búho, aprovechó su turno de última palabra en el proceso contra él en la Audiencia Provincial de Madrid, para mostrar su arrepentimiento por las agresiones sexuales cometidas entre 2001 y 2008 contra 18 mujeres, a quienes se dirigió asegurando: "Me arrepiento y pido perdón a las víctimas". El acusado, que acordó con la Fiscalía 250 años de prisión por sus delitos, se mostró en contra de que se le aplique la doctrina Parot y reclamó tratamiento psicológico.

"Me arrepiento y pido perdón a las víctimas". Con estas palabras del acusado, la vista oral quedó vista para sentencia. En la última sesión los médicos forenses ratificaron los informes periciales que le diagnostican como un peligroso psicópata sexual.

Este encofrador del madrileño barrio de Vallecas, que agredía a sus víctimas tras dejar a su novia en casa, se enfrenta a una petición del fiscal -tras llegar a un acuerdo- de 250 años de cárcel por 19 agresiones sexuales, cinco robos con intimidación y lesiones. La Sala podría acceder a la petición de las acusaciones de aplicarle la llamada doctrina Parot para que los beneficios penitenciarios se le resten del total de la condena impuesta y no sobre los 20 años máximos que prevé la ley para que un preso esté encarcelado.

En su turno de última palabra, el procesado se refirió a este tema, oponiéndose a que los beneficios penitenciarios que obtenga se computen respecto a la suma de las penas que se le impongan, apelando a la sensibilidad de la Sala por el hecho de reconocer los hechos y mostrar su arrepentimiento. Además, reclamó que se le someta a un tratamiento psicológico para superar su trastorno.

La abogada Victoria Blanco, que ejerce como acusación particular en nombre de varias víctimas, calificó de "artimaña" la estrategia seguida por el acusado, con el objetivo de que el tribunal le sea benevolente para que no se le aplique la doctrina Parot para no cumplir íntegra la pena de 20 años de cárcel. "Todo ha sido una artimaña para intentar dar apariencia de arrepentimiento. Ni su voz ni sus hechos lo transmiten", recalcó la letrada, quien destacó la frialdad de sus palabras al pedir perdón a las mujeres que violó. Recordó que Isaac P.C. presenta un peligro de reincidencia de un 80 por ciento y lo definió como "una bomba sexual andante".

Blanco trajo a colación el caso Mari Luz para ilustrar cómo un agresor sexual que ha pasado por la cárcel reincide en sus hechos con la idea de "no dejar huella". "Cuando este tipo de personas sale de la cárcel, reinciden matando a sus víctimas. Afina y las mata", aseveró.

El pasado martes, el fiscal y el abogado del procesaron alcanzaron un acuerdo de conformidad después de que el agresor sexual se declarara culpable. El acuerdo consiste en penar con trece años y medio los delitos de violaciones en los que se utilizó arma frente a los quince años de cárcel que pedía el fiscal, mientras que las agresiones sin arma se mantienen en diez años. 

Respecto a la responsabilidad penal, las acusaciones particulares reclamaron cerca de 120.000 euros por cada víctima. En este tipo de casos es habitual que la Sala conceda indemnizaciones de entre 12.000 y 20.000 euros, atendiendo a las circunstancias de cada afectada.

En la vista oral, la abogada Victoria Blanco y la letrada de la Asociación de Asistencia de Mujeres Violadas reclamaron a la Sección Decimosexta que se le aplique la llamada doctrina Parot para que cumpla el máximo de 20 años de cárcel que prevé la Justicia al no existir la cadena perpetua. Esta doctrina, establecida por el Tribunal Supremo, consiste en que las redenciones de pena -beneficios penitenciarios- se resten de la suma total de la condena, es decir, de los 250 años y no de los 20 años que como máximo cumpliría en la cárcel.

En cuanto a la jurisprudencia sobre esta teoría penal, la Audiencia Provincial de Burgos ya aplicó la doctrina Parot al conocido como violador del ascensor para impedir que saliera de la cárcel. Pedro Luis Gallego cumple prisión en la cárcel de Teixeiro (La Coruña) tras ser condenado a 328 años de prisión por 18 violaciones en Valladolid y Salamanca y dos asesinatos, el de la vallisoletana Leticia Lebrato y la burgalesa Marta Obregón.

La Policía detuvo a Isaac P.C., de 30 años, el 21 de enero de 2008 después de siete años de búsqueda. Una de sus víctima le preparó una encerrona, que culminó con su detención. Tras su arresto como un agresor sexual más, se le tomaron muestras de ADN para remitirlas a la Policía Científica. Su perfil genético coincidía con las muestras de quince agresiones sexuales atribuidas a un violador múltiple apodado El búho.

Este encofrador de Vallecas dejaba a su novia en casa y después iba a por sus víctimas, a las que esperaba cuando volvían a sus casas por la noche, en las zonas norte y este de Madrid. Una vez abordadas, les ponía una navaja en un costado, les exigía que no le miraran a la cara y las llevaba hasta un descampado próximo. Entonces, las violaba y sometía a toda clase de vejaciones.

Por su parte, la presidenta de la Asociación de Asistencia de Mujeres Violadas, Tina Alarcón, destacó el comportamiento agresivo y sadomasoquista del acusado, quien "usaba los genitales como arma". "Su comportamiento no respondía a un impulso sexual. Era una persona violenta", recalcó Alarcón, quien hizo hincapié en que se trata de delitos de violencia de género acompañados de agresiones.

La primera violación denunciada se produjo el 8 de enero de 2001 en Arturo Soria. Según el fiscal, sobre las 07:00, el procesado abordó a una menor cuando caminaba por las inmediaciones del Centro Comercial Arturo Soria Plaza Madrid. Tras amenazar a la chica con una navaja, le dijo que no le iba a pasar nada si le acompañaba. Con el rostro cubierto con un pasamontañas, la llevó a un descampado, donde le sometió a diversas vejaciones sexuales.

La investigación durante esos siete años corrió a cargo del Grupo Tercero de la Jefatura Superior de Policía de Madrid. Las víctimas le reconocieron por los lunares que tiene en la cara y por su voz. 

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