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Quien roba a un ladrón

Uncharted 2: El reino de los ladrones | Naughty Dog | 69,99 € | +16 | PS3

Si hubiéramos de elegir una frase con la que condensar los acontecimientos que vive Nathan Drake a lo largo de su vida como aventurero, ninguna más adecuada que la que él mismo usa en cierto momento de su nueva historia: "La gente no deja de decirme la suerte que tengo... y la verdad es que todo lo que toco se va a la mierda". Cierto es que este carácter gafe responde casi a una precisa ley aritmética para constituirse en héroe de ficción seriada, formulable normalmente en la relación de proporción directa entre la capacidad de atraer desgracias y la habilidad para sortearlas. Pero no se necesita más que echar un vistazo a la introducción del juego, con un Drake malherido, al borde de un precipicio en el interior de un tren desconocido, para entender que nos encontramos ante un título con el que los de Naughty Dog han arrojado toda la carne en el asador, aumentando exponencialmente las dosis de acción y aventuras que ya vivimos en el fabuloso Uncharted: El tesoro de Drake (2007).

En esta ocasión nuestro propósito consistirá en apoderarnos de una gema con propiedades sobrenaturales, la piedra Cintamaní, descubierta por Marco Polo y escondida en el interior de un lugar llamado Shambala, antes de que el general Lazarevic se haga con ella. El guión del videojuego, tan deudor del concepto de epopeya cinematográfica del últimamente algo apolillado Indiana Jones como éste lo fuera de las aventuras literarias de Allan Quatermain (obsérvese el tránsito mediático del género), alterna los personajes conocidos en la anterior entrega con algunos nuevos como Flynn o Chloe, dando cuenta de una vocación serial pavorosamente adictiva.

Pero, a un lado las sofisticaciones del dramatis personae, esta vez no todo serán tiros. Al planteamiento ya conocido de acción en tercera persona a lo Tomb Raider hay que añadirle nuevas opciones a la hora de resolver problemas, como las secuencias de eliminación sigilosa, más cercana a las tácticas de Solid Snake en la saga Metal Gear Solid. A esta novedad se suma un apartado gráfico sin precedentes en un juego de estas características, con texturas, modelados, iluminación y animación de personajes de un nivel técnico comparable (como poco) al que viéramos recientemente en el evolutivo Killzone 2. Incluso los paisajes más anodinos, como el que observaremos durante una persecución en tren, están diseñados atendiendo al mínimo detalle. Un séquito de mejoras técnicas que viene a corroborar la jugabilidad, sencilla y óptima, ajustada como un guante a cada respuesta del personaje, y la posibilidad de cambiar la cámara de localización, según la zona o la acción que se esté realizando, para elevar la credibilidad del juego a su máxima esencia, y embargarnos en el espectáculo hollywoodense que en ningún momento el nuevo Uncharted oculta ser.

A pesar de pequeñas faltas menores, como la linealidad de determinados niveles y su corta duración (apenas 12 ó 13 horas para los hard players), Naughty Dog se confirma con este título, Jak and Daxter y Crash Bandicoot,como una pequeña fábrica de mitos, demostrándonos que los viejos géneros nunca mueren si se les insufla un aliento lo suficientemente fresco. O lo que es lo mismo, si el actual George Lucas no anda cerca

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