Hace 40 años que Lola Flores perdía un pendiente "de los buenos" mientras actuaba en el programa Martes noche... Fiesta, lo más visto por entonces, con José María Íñigo reuniendo a una pandilla de famosos en el escenario y en las mesas. Cuando alguien, entre las flores desparramadas hacias los artistas, halló la joya, el asunto se había convertido en tema nacional de conversación. Porque normalmente en el directo de TVE todo estaba calculado, "nunca pasada nada".

Con las primeras elecciones generales ya en el horizonte, y con el PCE pendiente de legalizar, el 22 de febrero del 77 los espectadores asistían a unos cambios sorprendentes que ahora se antojan enternecedores. Con el extravío de la jerezana, por causas temperamentales en un torbellino, quedó en evidencia que en TVE había desaparecido por completo "el bucle", el retardo en la sala de realización para eliminar cualquier pancarta o imprevisto de carácter político o indecoroso en las retransmisiones y programas en directo. Comprendan lo inaudito, el chismorreo, y su ubicación en el tesoro de la memoria colectiva, de aquella simple anécdota (que nos podría evocar Lolita en cualquier momento) y que retrasó unos minutos el último Telediario.

Íñigo, a su manera, había ido cambiando la percepción de los espectadores hacia la televisión (pública y única entonces). Ya en el UHF, en Estudio abierto, se vivieron momentos surrealistas y en el posterior Directísimo además de las cucharas (dobladas con trampa) por Uri Geller se vivió una sonada bronca taurina entre Paco Camino y Palomo Linares.

Ya en el Florida Park se rizaban los imprevistos. Además del pendiente, Mari Carmen y sus muñecos se desmayó ante toda España y un grupo de comensales, profetas de Sálvame, acabó a tortazos porque polemizaban sobre la canción Fiesta de Rafaella Carrá. Incluso Toni Leblanc convirtió en número lo de comerse una manzana, mientras se daban a conocer Miguel Bosé, Enrique y Ana y un contador de garbanzos verídicos como Paco Gandía. España cambiaba mucho y TVE hacía lo que podía para que nos diéramos cuenta.