Jordi Moltó. 'El hormiguero 3.0'

"España es un país de pícaros y por eso hace gracia el 'pequeño Nicolás"

  • El guionista de secciones como 'El español del año' ha escrito un libro de humor, 'Marca España: Spain is different', junto al veterano Juan Herrera.

El Hormiguero va cerrando temporada y detrás de algunos sus momentos más celebrados de estos meses como El español del año figura el ingenio de Jordi Moltó. Y sus actores mayores. El guionista acaba de publicar un libro, Marca España: porque Spain is different, junto a un compañero, Juan Herrera, una de las inolvidables voces de Radio 3 en los años 80 y que narró aquel primer Humor amarillo que programó Telecinco.

-¿De dónde parte su proclamación de la Marca España

-Hace un tiempo estaba buscando a un presentador para que se encargarse en El Hormiguero de una sección de filosofía. Me puse en contacto con un editor de Aguilar y en la conversación mencionó los reportajes del alemán Wolfgang Maier, que recorre la península buscando al auténtico español. Le encantaban los vídeos y nos propuso recoger esas experiencias en un libro. Tuvimos la suerte de que Juan Herrera se uniese. Tiene mucha experiencia y ha estado al frente de programas históricos.

-¿Cuál sería la finalidad del libro: autocrítica, 'autoreírnos'...?

-Es una apología de la buena gente que tiene España. Es cierto que el libro se centra en 'poner a caldo' todo lo hispano y señalar nuestras contradicciones pero eso es porque somos una cultura capaz de hacer autocrítica y de sentirnos orgullosos de lo que somos. Cada capítulo es en definitiva una píldora vitalista que nos invita a ser optimistas. Tenemos muchas razones para serlo: España es un país solidario líder en donaciones de órganos, tenemos grandes genios de la ciencia y la literatura, estamos viviendo una época de deportistas excelentes… Y esa es también la visión que tienen de nosotros desde el extranjero, como un pueblo alegre y noble. Prefiero que se identifique a la juventud española por hacer ruido y tocar las palmas a que se nos asocie con el 'mamading' y el 'balconing', como les ocurre a otros países.

-¿Cómo es el trabajo junto a un joven veterano como Herrera?

-Estamos acostumbrados a trabajar juntos y nos conocemos muy bien. Él fue mi 'padrino' cuando llegué a Madrid. Respeta siempre las opiniones de los demás y además aporta puntos de vista muy genuinos, originales, que se apartan de la opinión generalizada.

-¿Dónde sitúan el origen de la idiosincrasia española?

-Hemos querido remontarnos a lo más primitivo. Por eso hacemos especial hincapié en la tauromaquia y el macho ibérico, dos características que nos vinculan con nuestra parte más temperamental. También era importante destacar el bar, punto de encuentro por excelencia de la sociedad española.Otras culturas necesitan tirar de terapia psicológica. Nosotros en cambio preferimos compartir nuestras penas y alegrías en el bar, cervecita en mano y rodeado de amigos.

-¿Hay una manera única de ser español o existen 17 variedades?

-Obviamente cada comunidad tiene sus diferencias. De los vascos se dice que son brutos y a los gallegos se les conoce por su ambigüedad. Sin embargo en el libro solo hemos querido hacer una excepción con Cataluña. Creíamos que dada la actual situación política debíamos centrarnos en ellos y tratar el tema del independentismo en clave de humor. Nos sorprendía como, por moda, gente que nunca había hablado de política saca ahora la estelada al balcón.

-¿Qué diferencias hay entre pícaro y corrupto?

-El pícaro es el que roba para sobrevivir. Podríamos compararlo con la economía sumergida o robar el wifi al vecino. El corrupto sin embargo está hecho de otra madera. Su objetivo es enriquecerse a costa de los demás. Aunque ahora sea una figura extendida no siempre ha sido así. Tradicionalmente España ha sido un país de pícaros y así lo refleja nuestra literatura. Es la diferencia entre el 'pequeño Nicolás', pícaro actual que hace gracia; y Bárcenas, el corrupto del que todos renegamos.

-¿Qué contradicciones esconde nuestro carácter?

-Muchas. Está prohibido circular sin casco pero en San Fermín lo único que nos piden para correr delante de un toro es un pañuelo rojo y un periódico. Le exigimos a los demás que hablen inglés y no hemos tenido un presidente que sepa hablarlo.

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