TV-Comunicación

"En 'Jelly Jamm' la intención era hacer canciones para todos"

  • El compositor y cantante, con nuevo disco, estuvo dos años creando los temas de la serie de animación

De uno de los padres de Pocoyó, David Cantolla, han surgido los elásticos seres musicales de Jelly Jamm que aparecen en Clan TVE. Los cinco amigos de colorines están dando la vuelta al mundo y con ellos, sus ritmos. Guille Milkyway, La Casa Azul, ganador de un Goya con Yo, también, es el autor de todas esas reconocibles canciones que si afinan el oído se hermanan con chocolateadas sintonías de anuncios. Este compositor e intérprete barcelonés, que durante años trabajó en Sevilla y Cádiz en otros menesteres, es uno de los nombres más sorprendentes y originales del panorama musical.

-Melodías optimistas para una serie de animación. Su nombre debía estar en primera fila para los creadores de Jelly Jamm.

-Todo surgió hace dos años y medio. Nos involucramos cuando no había empezado a realizarse. Los creadores de la serie, Víctor López y David Cantolla, entendieron mi sensibilidad y pidieron que en esa línea abordara un discurso más cercano al mundo infantil. Hay sido muy intenso, dos años completos, con 30 canciones que hay que adaptar, insertarlas en la narrativa.

-¿Y cómo se hacen 30 canciones dirigidas a niños del siglo XXI?

-No quise hacer distinción de lo que hago en los discos. Aunque no sea un trabajo 100% tuyo, porque es un encargo, puedes jugar con las formas y me he sentido muy libre. Los adultos no tenemos el punto infantil de la falta de prejuicios y por eso he compuesto sin complejos. No son temas de estribillos repetitivos, como las canciones infantiles populares. Están orientadas a los niños, pero pueden gustar a los adultos. Durante años ha habido mucho descuido en la música infantil y las sintonías de calidad han desaparecido de la tele.

-Es esa mentalidad de que "los niños se lo tragan todo"...

-Y es una falta de respeto, me pone nervioso. Precisamente por dirigirte al público infantil hay que tener más responsabilidad. En Jelly Jamm la intención era hacer canciones normales, dirigidas a todo el mundo, y eso lo tuve que pelear con los guionistas. Me doy cuenta de que es el público adulto el que suele creer que sólo son canciones infantiles y no saben valorarlas...

-¿A quién pondría como buen ejemplo de música en televisión dirigida a los niños?

-Me gusta mucho el trabajo de Charles Fox. Además Killing me softly with his song hizo muchas sintonías, como la de Vacaciones en el mar, que tararea todo el mundo. O Rob Andrews y Les Spurr, con la serie británica sobre Los cinco. La música por encargo está mal vista, pero hay grandes compositores detrás y en la música de librería hay arreglistas increíbles. De series de los 80 destacaría por ejemplo la banda sonora de David el Gnomo.

-¿En la música dirigida a los niños todo empezó a estropearse cuando los grupos infantiles comenzaban a cantar las canciones de los mayores?

-Sí. Lo idóneo es que los padres compartan su música con los hijos. De pequeño puedes no entenderlo todo, pero después, sí. Vas madurando con esas canciones.

-Perdone que se lo recuerde, cuando el público, por esas bromas del destino, eligió en 2008 a Chikilicuatre para Eurovisión en lugar de La revolución sexual que habría sido un tema más acertado.

-En cosas así pierdes el control de la situación y mi mundo es más pequeño. El recuerdo que tengo de aquello fue la presión a la que te sientes sometido mediáticamente, algo que no me gusta, ni a mí ni a mi sello, Elephant. Fue duro, pero también fue una tontería. Ahora para este año querían que presentara una canción de mi último disco, La Polinesia Meridional, pero no me apetecía.

-La Casa Azul fueron en su momento cuatro componentes ficticios, después se convirtieron en androides. Sus vídeos se desmarcan lo habitual…

-Nosotros hacemos las cosas a pequeña escala. Muy artesanal. La Casa Azul tiene un componente fantasía, con mucho apoyo visual. No hay ningún afán por ser diferente, son las cosas que yo siento. La gente que sigue al grupo lo percibe y a los conciertos acuden familias enteras.

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