TV-Comunicación

La Nochevieja de ahora ya no concentra como antes

  • Los especiales de TVE en directo cosechaban audiencias por encima de los 20 millones

Hace veinte años una teta despendolada, la derecha de Sabrina Salerno, cantando Hot girl, causaba conmociones en un país que apenas tenía dos canales. De televisión. Del Especial Nochevieja con que arrancó 1988 sólo ha quedado el rastro de una polémica pectoral que al cabo de dos decenios causa risa ingenua de evocación. Las uvas se toman como rito ante el televisor, y más concretamente ante La 1, que en los años 70 y 80 congregaba a 20 millones de espectadores en la noche de los cotillones. El de Sabrina fue un especial grabado (con la realización de Hugo Stuven) que relevó a los que dirigió en directo Fernando Navarrete del 83 al 87. Maratones de más de seis horas embutidos de humoristas, cantantes en play back y algún striptease como el de Cicciolina.

Antes de las empanadillas de Móstoles, con las que nos inauguramos en la entrada del Mercado Común el 1 de enero del 86, Martes y Trece, como trío, presentó el especial de 1984. En la edición siguiente cada uno marchó por su lado y en aquella Nochevieja, además de pegarse un sonoro mamporro Mayra Gómez Kemp, triunfaron Los Morancos. Quien sabía sacar partido a la Nochevieja tenía el camino encarrilado, como les pasó a los trianeros. Los cotillones televisados, con la fragmentación de tantas cadenas, ya no tienen tanta repercusión, tanta concentración de miradas. Valerio Lazarov era el especialista en grabar esos interminables programas por donde desfilaba toda la música comercial con confeti. Juanito Navarro con Lina Morgan o Tony Leblanc, fueron las estrellas humorísticas de las Nocheviejas de los 60 y 70, donde se acuñaban latiguillos que pasaban a la posteridad. Pero el triunfador absoluto por supuesto es el “Encanna” del 86. Martes y Trece condujo el especial de 1989, y al año siguiente protagonizaron su primer programa sólo de humor y que mantuvieron hasta el 97 (con un parón en el 94), tras la ruptura definitiva. Fueron el preámbulo obligatorio, y exitoso, de las uvas, sin dar opción a la competencia. Desde que Josema y Millán no hacen de lujosos teloneros de la Puerta del Sol ningún otro especial, como los producidos por José Luis Moreno, ha congregado tales multitudes en la cena de Nochevieja, ni en el zafarrancho de cava. Se mantienen los ritos de los resúmenes de zapping y los especiales de música y chistosos, pero en el siglo XXI nadie ha destronado a los de Móstoles.

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