TV-Comunicación

La Prehistoria según Forges

  • El recordado dibujante dejó un buen puñado de recuerdos en varios artículos sobre su juventud en la pionera TVE, donde era aprendiz técnico

Con 14 años aquel joven que quería estudiar ingeniería de telecomunicaciones se puso al frente del rudimentario telecine de TVE. De ahí que en su memoria estaba grabado que el primer anuncio en forma de spot ofrecido en la pionera cadena del Paseo de La Habanda fue uno del reloj Omega Seamaster, previo a un programa de música clásica en la franja estelar nocturna llamado Los jueves, concierto, con los músicos en vivo en el único plató de cien metros cuadrados de la casa, a las afueras de Madrid. En aquellos años siempre había una orquesta de guardia a mano, para suplir en cualquier desastre o hacer tiempo mientras se cambiaban los decorados. ¿Quién no se acuerda, ya en los 70, de los Minutos Musicales que sacaban del apuro a la unidad móvil en La Condomina? El primer telefilme emitido en TVE, con supervisión del ilustre becario, fue Patrulla de caminos, con Broderick Crawford, en los primeros compases de 1957. Y entre esas orquestas que estaban al quite figuraban la de Ray Martino, la de Walter y su muñeco Pedrito Corchea o la de Rafael de la Rosa, que durante once ocasiones seguidas tuvo que interpretar Cuba, qué bonita es Cuba, porque una avería impedía hacer otra cosa que enfocar a los músicos. La mayor avería que se registra es la de un domingo de 1957 donde sólo pudo ofrecerse en bucle (dicen que fueron 64 pases) el documental Peñíscola, baluarte del Papa Luna.

Manolo Cabanillas fue un cámara que llegó a presentarse vestido de novillero, su vocación

Antonio Fraguas comenzó de pipiolo como aprendiz en aquel invento en directo de tantas vicisitudes, ayudando en la realización y en la continuidad. Su vocación por comunicar con buen humor la terminó desarrollando en viñetas. En 1964 publicó su primer dibujo en Pueblo y aún estuvo nueve años más trabajando en TVE, como funcionario, y donde fue testigo de tantos renovadores e inmovilistas que pugnaban por ejercer su influencia en el juguete más codiciado del régimen. Lo de acuñar el seudónimo de Forges (Fraguas en catalán, en honor a la familia materna) fue su pantalla inicial para no ser objeto de represalias. Medidas correctivas que sí sufrió el guionista Carlos Muñiz cuando estrenó la obra El tintero. El observador técnico tomaba nota de todo, testigo de una selva mediática y "de muchos elementos" que le inspiraron para sus bocadillos dialogados. Sobre aquella pionera TVE del desarrollismo en su Historia Forgesporánea resume que la hicieron "malos, buenos y magníficos profesionales, como en cualquier otra obra colectiva", y que la idealización de aquellos programas que pueden tener los espectadores más veteranos es porque hasta entonces se había visto menos televisión.

De los tipos más siniestros que recuerda por aquel chalet previo a Prado del Rey recuerda al censor político, un tal Pistolillo, porque presumía del revólver que llevaba al cinturón; mientras que el censor de costumbres y estética, Francisco Ortiz, lo recuerda como un obseso por la piel femenina. En aquel primer plató siempre había ocho echarpes para tapar escotes o disimular las siluetas. Un realizador, Hugo Stuven, cita en el libro Quien te ha visto y quien TVE que fue Nati Mistral la única que desafió a Ortiz, enviando a la zona testicular del censor el sombrero que se empeñaba en colocarle.

Con motivo del 40º aniversario de TVE, en 1996, Forges relató en El País otros detalles de esa intrahistoria de la TVE que andaba a pedales con aquel voluntarioso becario decidido a hacerse dibujante. También había otros compañeros que daban rienda a su vocación mientras se sacaban su sueldo en el plató. Un cámara, Manolo Cabanillas, llegó a presentarse vestido de luces en varias ocasiones porque no le daba tiempo a cambiarse tras concluir algún festejo donde había intervenido como novillero.

Forges relata la epopeya de Matías Prats padre en1958 para rodar el partido Fiorentina-Real Madrid, regresar, revelar la película y narrar el encuentro la noche después. Historias de antes de Eurovisión. Entre aquellas primeras series que pasó por el telecine tutelado por Fraguas, donde a diario se ofrecía el No-Do, recuerda a Investigador submarino, con Lloyd Bridges; Hong Kong, con Rod talor; el vaquero Sugarfoot, que prefería solucionar los asuntos con la palabra ante que con las balas, claro, era un western rodado en plató; o las películas de Cisco Kid, contenidos que causaban el asombro de la concurrencia selecta, la que podía pagar 30.000 pesetas de finales de los 50 por un televisor (costaba más que un coche). Un técnico de TVE cobraba un sueldo mensual de 123 pesetas por 14 horas diarias. Con el reciente fallecimiento de Forges se nos fue uno de los últimos pioneros del gran invento.

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