TV-Comunicación

La otra herencia de Colón

  • Las telenovelas siguen teniendo su espacio, aunque las producciones nacionales no terminan de cuajar

Un clásico en las sobremesas. Son predecibles y tópicas, pero enganchan al gran público a los pocos capítulos. Las telenovelas llevan más de dos décadas entrando en los hogares españoles. Desde que la tele tenía sólo dos canales hasta hoy día, en plena era de las televisiones digitales, los seriales latinoamericanos tienen su propio espacio y un público numeroso, envidiado sin duda por muchas producciones nacionales, que no terminan de encontrar dónde radica éxito de las series latinas de amor, lujo y traición.

Los primeros en llegar fueron los mejicanos de Los ricos también lloran que arrasaron en las mañanas siguiendo la estela de otras producciones americanas como Dallas o Dinastía. Tras ellos, una legión de terratenientes, criadas, huérfanos y feas. Historias de pasión y poder que se asientan en una franja horaria concreta (casi siempre la sobremesa) y que en muchas ocasiones se convierten en un claro competidor para el resto de cadenas. Las telenovelas son un filón para las productoras, que facturan anualmente más de 5.000 millones de euros (medio billón de pesetas) en este negocio. Las productoras nacionales han querido seguir la estela de las grandes, como Televisa, Globo o Caracol, aunque son pocas las que han tenido éxito. Salvo la adaptación de Betty la Fea y Sin tetas no hay paraíso, ambas por Telecinco, el resto no ha tenido la respuesta que se esperaba. Y si no, que le pregunten a Antena 3, que no ha sabido recuperar el éxito de la popular Pasión de gavilanes pese a los muchos intentos realizados en los últimos años. La última vez que probó suerte le bastaron sólo dos capítulos para quitar de la parrilla la serie (Somos cómplices) y eso que trajeron desde Texas al mismísimo J.R. y promocionaron la serie por activa y por pasiva.

A pesar de que este formato ha estado y está presente en casi todas las cadenas, la más fiel a este tipo de seriales es Televisión Española, que lleva décadas reservando la sobremesa a estas emisiones, que compiten y hacen sombra en ocasiones a programas consolidados del mundo del cotilleo y los realitys. En La 1 saben aprovechar el filón de las telenovelas y, cuando una de estas series se va acabando, la franja horaria es ocupada rápidamente por otro serial de éxito de las mismas características, como sucederá esta misma semana con Doña Bárbara, que dará el relevo a la serie En nombre del amor.

También en las autonómicas tienen su peso los culebrones latinoamericanos. Topacio o Manuela fueron un claro ejemplo en Canal Sur, que luego ha visto cómo las series con acento andaluz de amor y enredo también han tenido amplia aceptación entre sus espectadores, como el caso de Plaza Alta o la inacabable Arrayán, esta última capaz de batir todos los récords en cuanto a audiencias se refiere.

No obstante, no es la televisión andaluza la que más telenovelas emite, ya que la televisión canaria ofrece cada día en sus dos cadenas hasta cinco seriales de este tipo. Lo mismo sucede en las temáticas, como el caso de Antena Nova, que ha encontrado un hueco a seriales como Las tontas no van al cielo, Tormenta en el paraíso, Pura Sangre o Al diablo con los guapos.

Según una consulta realizada en varios foros de internet, las novelas latioamericanas gustan tanto en España porque el espectador se evade de su día a día, se identifica con los problemas de los protagonistas y se sienten atrapados por la fusión de magia y misterio con la que acaba cada capítulo.

No sólo el público de edad avanzada se siente atraido por este tipo de producciones, ya que también los más pequeños muestran interés por los culebrones adaptados. Hasta la factoría Disney se ha dado cuenta de este filón y ha incluido en su canal temático la novela mexicana Patito feo, un serial que está atrapando a miles de pequeños. No ha sido la primera, ya que gozaron del mismo éxito otras como El chavo del ocho, Carita de Ángel, Floricienta o Amarte así, Frijolito, también protagonizadas por niños de corta edad.

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