el efecto del temporal

Agua garantizada para cuatro años

  • Las lluvias de la última semana equivalen a un año de consumo

  • Las reservas de los embalses aumentan un 20% y desaparece el estado de prealerta por sequía

El embalse de El Gergal, desembalsando agua.

El embalse de El Gergal, desembalsando agua. / El embalse del Gergal alivia agua desde el fin de semana pasado.

Los efectos de la borrasca Emma han copado los titulares de estos días. Playas devastadas, árboles caídos, personas heridas e inundaciones se han convertido en una constante en los medios de comunicación. Sin embargo, el temporal de lluvia y viento que azota, principalmente, a las provincias occidentales de Andalucía tiene sus consecuencias más positivas en el sistema de abastecimiento de agua de Sevilla, que supera ya el 80% de su capacidad, lo que garantiza el consumo humano hasta 2022. Las precipitaciones, además, harán posible que las aportaciones para los cultivos aumenten y no se limiten a los 600 hectómetros cúbicos fijados la semana pasada.

La capital andaluza y su área metropolitana se encontraban en estado de prealerta por sequía. Las escasas precipitaciones de los últimos tres años habían situado las reservas al 60% a principios del año hidrológico actual, que comenzó el 1 de octubre de 2017. Antonio Rodríguez, jefe de Relaciones Institucionales de Emasesa, explica que en tal tesitura, el agua aportada por las escasas lluvias no cubría la que se consumía, lo que provocó que se decretara dicho estado. La situación se ha revertido en una semana, desde que el pasado 27 de febrero entrara la borrasca Emma y dejara abundantes precipitaciones. Las reservas han aumentado hasta el 80,4% (el dato más actualizado es el de ayer) y ya se está desembalsando de forma preventiva. Una realidad que era impensable hace pocos días.

Las reservas subirán de forma considerable cuando se recoja el agua de las escorrentías

"Desde finales de febrero el agua embalsada ha aumentado un 20% al recogerse 136 hectómetros cúbicos en una semana", refiere Rodríguez, quien detalla que esta cifra equivale al consumo de agua en las poblaciones a las que surte Emasesa -entre ellas la ciudad hispalense- durante un año. Son, por tanto, 515,55 hectómetros cúbicos con los que cuenta actualmente la red de abastecimiento, lo que garantiza que, en condiciones meteorológicas normales (en las que se descarten largos periodos de sequía), el consumo humano de agua esté garantizado hasta 2022. Conviene recordar aquí que a inicios del pasado otoño este límite sólo alcanzaba hasta 2020.

Actualmente el embalse del Gergal se encuentra al 99,9% de su capacidad, totalmente lleno, lo que ha obligado a aliviar agua. El responsable de Relaciones Institucionales de la empresa metropolitana incide en que este pantano -el de menor capacidad- es el de cabecera y hasta allí llega el caudal de todo el sistema, de ahí que sea el primero en desembalsar, un procedimiento controlado y con el que se evitan graves inundaciones. "Esta agua sirve para regenerar las cuencas de los ríos", destaca.

El segundo embalse con más agua acumulada es el de Melonares, que roza el 92% de su capacidad. Es el mayor de todos y su construcción se ideó durante la sequía más dura de los últimos tiempos, la que se produjo entre 1992 y 1995, que obligó a utilizar el agua del río -tras hacerla potable- al ser mínimas las reservas. Un pantano que ha evitado que Sevilla entrara recientemente en estado de presequía. "Si se suceden tres años sin lluvias, las reservas de Melonares garantizan un año y medio más de abastecimiento", subraya Rodríguez, que recuerda que este embalse se construyó "exclusivamente" para el consumo humano. El de la Minilla está al 87,8% de capacidad; el de Zufre, al 75,5% ; y el de Aracena, al 71,8%. El de Cala, construido para la generación de energía eléctrica, se encuentra al 58,3%.

FUENTE: Emasesa. GRÁFICO: Dpto. de Infografía. FUENTE: Emasesa. GRÁFICO: Dpto. de Infografía.

FUENTE: Emasesa. GRÁFICO: Dpto. de Infografía.

En cuanto al agua acumulada por la lluvia en el entorno de los pantanos desde que comenzó el año hidrológico (1 de octubre), el de Aracena ha recibido 408 litros por metro cuadrado; el de Zufre, 388; el de la Minilla, 403; el de Melonares, 364; y el del Gergal, 295. Las cifras aportadas hasta aquí corresponden al agua caída directamente en los embalses y en sus inmediaciones. A esta cantidad habrá que sumar las que procedan de las escorrentías, que aumentarán de forma considerable las reservas. "Es la aportación más importante", recuerda Rodríguez.

Con el consumo garantizado para cuatro años, el directivo de Emasesa advierte que "ahora es importante concienciar a los ciudadanos sobre el consumo responsable del agua, pues se trata de un bien finito". En este punto, conviene hacer hincapié en el cambio que se produjo en el hábito de los ciudadanos tras la grave sequía de los 90. De los 180 litros que se gastaban al día por sevillano, se pasó a 112, lo que supuso una reducción bastante considerable, hasta situar a Sevilla entre las ciudades con un consumo de agua más responsable. "Aquella sequía nos concienció a todos", apunta Rodríguez.

Una reducción a la que también ha contribuido el plan de mejoras que ha efectuado en las últimas décadas Emasesa, especialmente en la sustitución de las redes de abastecimiento, lo que ha evitado importantes fugas.

Vista panorámica del embalse de Los Melonares, el mayor de Sevilla Vista panorámica del embalse de Los Melonares, el mayor de Sevilla

Vista panorámica del embalse de Los Melonares, el mayor de Sevilla / D.S.

Las lluvias caídas también tienen una importante repercusión en la agricultura. La sequía había dejado el campo seco. Las precipitaciones han mejorado la situación de los cultivos de secano y alientan las expectativas para los de regadío. Un día antes de que Emma llegara a Sevilla la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) había mantenido una comisión de desembalse ante la situación de sequía. Aquel día se fijó una dotación de agua de 600 hectómetros cúbicos, la mitad de la del año pasado, cuando ya se redujo. Esta merma suponía para cultivos como el arroz contar sólo con 120 hectómetros, cuando lo habitual es 360. Fuentes del ente estatal explicaron ayer a este periódico que, tras las intensas lluvias de estos días, se plantea elevar la dotación a 800 hectómetros, una decisión que se tomará en la siguiente comisión de mediados de abril. Todo dependerá de la evolución de la meteorología las próximas semanas.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios